Lichis estrenaba el pasado 17 de febrero un adelanto de su nuevo y esperadísimo álbum, Mariposas. Grabado en los estudios de Felicidad Producciones con Álex Olmedo, es un trabajo de orfebrería, una obra íntima y emocionante con una paleta sonora que envuelve y transporta al interior de un mundo lleno de matices y claroscuros.

Mariposas es, además, una nueva forma de presentar sus canciones, ya que serán cinco los temas incluidos en la primera parte de las dos que compondrán el disco completo. En estos tiempos de consumo rápido y compulsivo, Lichis quiere volver a retomar la forma de trabajo de los pioneros, de los orígenes del rock, de los momentos en los que una sola canción era suficiente para que un pequeño vinilo no dejara de sonar y encender corazones. Mantiene el camino iniciado con Modo avión: rock maduro y profundo, con letras intimas e intensas, y es un canto a la fragilidad y volatilidad de la vida, al cambio constante y continuo y a las emociones encontradas que ello conlleva. Un nuevo capítulo en solitario tras el adiós de La Cabra Mecánica que trae esta noche a la Sala REM de Murcia.

¿Qué es Mariposas? ¿Cómo describes tu nuevo álbum?

Mariposas es un nuevo trabajo que presentaré en dos partes: un EP de cinco canciones ahora en marzo y, el resto, a final de este año. Es la continuación de Modo avión, centrada en el rock americano y el pop rock.

¿Ha peleado Lichis contra demasiados fantasmas? ¿Le han dolido las críticas?

Los fantasmas forman parte de la vida, y se acostumbra uno a pelear con ellos cara a cara y con desigual fortuna. De las críticas se aprende en general, y pueden ser ajustadas a razón o no. Estoy de acuerdo con algunas y con otras no. Lo que más duele es la descalificación disfrazada de crítica.

El disco es también una nueva forma de presentar las canciones. Lo presentas en dos partes. ¿Cuál es la razón?¿Hay que volver al principio para enderezar el estado actual de la música?

No me gusta la forma de presentar la música a la que nos hemos acostumbrado. Para mí todas las canciones son importantes y tienen valor tanto en el conjunto de una colección o disco como por sí solas. Ahora trabajo en guerra de guerrillas, y este formato se adapta perfectamente a mis recursos y a mi forma de trabajar, desde mi propio sello y alejado de los canales establecidos. En cuanto a la segunda pregunta, no tengo ninguna idea brillante al respecto, pero como gremio artístico seguimos divididos y ajenos a temas importantes de nuestra profesión. Mientras nada cambie a ese respecto, no habrá ideas constructivas.

¿Mariposas mantiene la continuidad con Modo avión?

En lo musical hay continuidad; en las letras hay temas más íntimos y otros con algo más de mala leche.

¿Hubo mucho de cambio en Modo avión respecto a lo que habías hecho anteriormente?

Si conoces de La Cabra las cuatro canciones que tuvieron algo de exposición pública te parecerá que ha habido un cambio radical; si conoces los discos de La Cabra, un proyecto bastante ecléctico, sobre todo los dos últimos discos, lo que encuentras es una evolución lógica.

¿Fue solo un cambio musical o también un cambio personal?

El primer disco de La Cabra se publicó en 1997. Tenía yo entonces 27 años y llevaba cuatro con las canciones que lo formaron. Ahora tengo 46 y han pasado muchísimas cosas en mi vida que la han marcado.

¿Esta nueva etapa es una huida hacia adelante o una vuelta al origen? Porque empezaste en el blues?

Creo que es un reencuentro. La Cabra era una huida. El resultado es la mezcla de mis deseos con los medios disponibles y los cambios que van surgiendo en el camino. Es la confirmación de la ruta correcta en esta parte del viaje.

¿Hay colaboraciones en este nuevo trabajo?

No. Si te refieres a otros artistas cantando una estrofa y un estribillo, no. Prefiero dejar descansar esas cosas hasta el día que surjan de manera natural y por una necesidad artística.

¿Tiene alguna rutina de estudio?

Procuro practicar batería y guitarra a diario unas seis horas al día, y dejar el resto del tiempo para escribir, producir y tocar otros instrumentos. Es lógico que no siempre encuentre tiempo para todo y llevar rutinas se complique, pero hago lo que puedo.

¿Sigue Lichis activado en modo avión? Aunque en aquel disco también apuntabas un mensaje de optimismo...

Optimismo en cuanto a reivindicar la lucha. El optimismo y la positividad, tan de moda ahora, me parecen una mentira.

¿Y otras aventuras, como La Pandilla Voladora [El grupo que formó junto a Albert Pla, Muchachito, Tomasito y Canijo de Jerez]?

Seguía trabajando entonces en otros proyectos que me llenaban más. Luego atravesé momentos personales muy duros que había que resolver.

¿Recuperará alguna vez La Cabra Mecánica?

No, de ninguna manera. Eso no significa que reniegue de ella. Se acabó. En tiempos de revival y separaciones que no son más que estrategias de promoción es difícil de entender, pero no hay vuelta atrás.

¿Por qué pasó tanto tiempo desde la despedida de La Cabra Mecánica hasta lanzar la carrera en solitario?

Lo bueno siempre tiene una secuela que no está a la altura.

¿Cuesta despojarse de los éxitos del pasado en el repertorio de sus conciertos? ¿Le siguen pidiendo los hits de La Cabra Mecánica?

Toco canciones de La Cabra que el público en general no conoce y que por su filosofía y estilo podrían ser canciones de mis discos en solitario.

¿Qué es lo que se pretende subrayar en Silenciados, cuando los maltratados son ellos? ¿Temes ser estigmatizado por su participación?

Contar lo vivido por mí y por muchos compañeros, en su mayoría padres separados. Vivimos tiempos de pensamiento polarizado, eslóganes y postureo políticamente correcto. Eso genera verdades incómodas y hogueras públicas. Doy por supuesto que seré estigmatizado por ello. Sé lo que he vivido.