Trepàt ha sido una de las revelaciones de 2016 gracias a su disco 'El amor está en la tierra', una apuesta por el eclecticismo y la oscuridad. Los granadinos quieren comenzar el nuevo año tal y como cerraron el anterior: llevando su música , su ritmo electrónico, atrevido y diferente de gira por la geografía española (aquí les acompañarán, con su post punk, los murcianos Tumefactum).

Formado en 2011, Trepàt no ha parado de dar guerra desde sus inicios. Con su primer disco, La fiesta oscura (2014), consiguieron captar la atención de toda una legión de fans que quedaron prendados de su sonido electrizante. Tan solo un año después lanzaron El amor está en la Tierra, segundo álbum de su carrera y en el que apuestan de forma acertada por el eclecticismo y la oscuridad, con todo tipo de influencias que recuerdan a Echo & The Bunnymen, The Cure o incluso David Bowie. Miriam y Patri responden a la entrevista.

Casi empalmáis una gira con otra. ¿La carretera es una droga?

No hay nada que nos motive más que un concierto programado para tal fecha en tal lugar. Preparar el directo, estrujar y retorcer los temas hasta lograr el sonido que se merecen... Más que la carretera, podríamos decir que el directo nos engancha. Pero sí, nada como un buen chute de horas dentro de la furgo, recorriendo la península de punta a punta. Es sin duda cuando se descubre lo mejor y lo peor de nosotros.

¿Qué cuenta 'El amor en la tierra'? Parece bastante conceptual.

En el momento en que se estaba gestando el disco nuestra situación laboral era bastante precaria, por lo que este proceso compositivo nos aportó un buen chute de energía motivadora dejándonos ver más allá de la nube negra. Ante el ambiente pesimista generalizado el disco resumía nuestro mensaje con ese título, es en la tierra donde habita lo mejor y lo peor de la vida, pero nos quedamos con el amor.

¿Alguna de las comparaciones con otras bandas os ha sorprendido?

Muchas, a la gente le encanta hacer comparaciones, por ejemplo, Tino Casal, Miguel Bosé...

¿Cómo lográis un directo hipnótico?

Es posible que la atmósfera entre nosotros sea tan estimulante que inunde al espectador de sensaciones fuertes. Intentamos cargar al máximo de energía las canciones para que la gente vibre al escucharnos y se marchen en un estado parecido al que representa una persona a la que ves con una sonrisa atractiva en la cara.

Parece que os hayais desmarcado del compromiso político en favor de la fiesta. ¿Una maniobra de evasión?

Pensamos que este no es el lugar para hacer política, o al menos no el nuestro. Trepàt se conecta para hacer canciones y cada uno individualmente participa en ese compromiso como lo siente.

El nombre lo sacásteis de un personaje de Rayuela. ¿Cómo hay que escuchar vuestros discos?

Siempre nos comemos mucho el tarro con el orden de las canciones, así que lo mejor es dejarse llevar por la línea del disco. Pero la mejor forma es en el coche camino a una fiesta.

¿Aprovecharéis el eco de este disco para sacar el siguiente en 2017?

¡Claro! La energía ni se crea ni se destruye, se transforma en algo diferente, y nosotros ya lo estamos haciendo. Imposible no aprovechar todo lo que nos está dando este disco.

En vuestra música hay cada vez más voces femeninas. ¿Seguiréis por ahí en el próximo álbum?

Parece que por ahí van los tiros. No es una decisión premeditada...Simplemente que cada vez tenemos más ganas de usar todos los instrumentos que tenemos a nuestro alcance, para buscar nuevas capas, nuevas combinaciones... jugar con las voces femeninas (y más con las presentes, tan dispares y características) puede dar un buen resultado.

¿Qué tiene Granada que es tan prolija en grupos?

Granada tiene la Alhambra, muchos bares y ahora un centro comercial monumental. Pero también el secreto. Cada miembro de Trepàt viene de un lugar completamente diferente y nuestras referencias individuales no tienen nada que ver la una con la otra. Trepàt no ha sido producto de una promesa en la barra de alguno de los bares míticos donde parece que se fraguan todas las historias y la música que ha parido esta ciudad. Seguramente, y sin darnos cuenta, cada uno por su lado estaba ya impregnado de ´eso´ que tiene esta ciudad y que nadie sabe qué es.