León Benavente, el supergrupo comandado por Abraham Boba, se han convertido en un ejemplo de éxito tardío. Un disco debut con título epónimo que consigue gran impacto editado de forma independiente, 150 conciertos para presentarlo, un EP más tarde y, tres años después, un segundo disco, 2, ahora bajo el paraguas de Warner. Premiados por El Ojo Crítico, y presentes en un sinfín de listas de lo mejor de 2016, los galardones les llueven y su presencia en festivales es casi omnipresente. Ahora han vuelto a retomar la gira de salas y preparan un EP para el mes de marzo. Abraham Boba -su verdadero nombre es David Cobas-, que estará esta noche en el Teatro Guerra de Lorca, se pone al aparato.

Después de un año con el disco en la calle, y ya con muchos conciertos de presentación a las espaldas, ¿qué balance hacéis de 2?

Balance positivo. Nosotros decimos que no dejamos de sorprendernos cada día que pasa de cómo avanza este proyecto. Nuestro baremo para saber si las cosas están bien o no normalmente son los conciertos que hacemos en salas, que es lo que llevamos haciendo ahora en este segundo tramo de gira -al principio, cuando salió el disco, sobre todo hicimos festivales-, y las salas por donde habíamos pasado con el primer disco ahora se están llenando, y eso nos hace felices.

¿Cuáles son las canciones que mejor recibe el público?

Bueno, hay un poco de todo. Normalmente las que son más fieras son las que la gente suele disfrutar más: Gloria, Tipo D, California... Pero intentamos concebir un repertorio que, aunque tenga momentos más calmados y otros más enérgicos, sea como una especie de espectáculo cerrado en el que se van viviendo diferentes sensaciones, pero sin momentos para aburrirse.

¿Hay una traslación distinta de tocar en un festival a hacerlo en sala?

Son escenarios distintos. Aparte de que en el festival el repertorio es más corto porque el tiempo es limitado, y en una sala te puedes explayar lo que quieras -aunque, como los conciertos son bastante intensos, no nos gusta hacer bolos muy largos-, los conciertos de sala son un poco más libres, puedes cambiar, mientras que el espectáculo de festivales suele ser más cerrado. Luego, a nosotros nos gustan los dos tipos de público, pero es verdad que los conciertos de sala son más íntimos.

Y volviendo a 2, ¿es este disco fruto del tiempo que vivimos?

Sí, está claro. Nosotros somos hijos de nuestra época, y es lógico que este momento se cuele en las canciones; tampoco somos de imaginarnos mundos distintos e ir hacia grandes metáforas para hablar de las cosas. Lo que nos rodea se acaba colando en las canciones de León Benavente.

¿Estaba olvidado el compromiso y lo habéis despertado, conectando así con amplias audiencias?

Creo que, incluso en los tiempos en los que se decía que la música independiente solo se miraba el ombligo, ya había propuestas que no iban por ese camino en absoluto, y que hoy en día también serían consideradas canciones críticas o políticas. Es nuestra opción, no es ni mejor ni peor que la de otros. Creo que hay mucha gente que está hablando de lo que pasa, y a nosotros casi más nos interesa el punto de vista desde el que se aborde que el tema en si.

De hecho, antes del gran éxito, vosotros acompañabais a Nacho Vegas, que hacía canciones criticas. ¿Puede que haya sido una de las fórmulas de vuestra fama?

R Pues fórmula no hay, porque si no, después de veintipico años como músicos, posiblemente la hubiéramos utilizado antes. Y Nacho nos ha ayudado en muchos aspectos, pero no en que nos conozca el público, y de hecho la gente ha llegado a León Benavente por lo que el grupo ha hecho, y no por lo que hubiera hecho antes. Y no hablo solo de Nacho, sino de las carreras que teníamos los cuatro en otros proyectos.

Me refería más bien a que Nacho Vegas también ha echado mano de canciones comprometidas?

Si, recuerdo cuando Nacho nos pasó la maqueta de Cómo hacer crack, que quizás fue la canción que habló más claramente de política, y todos sentimos que acababa de dar en el clavo. Yo también soy muy partidario de lo que él decía cuando le preguntaban si este último disco había sido un disco político, y él decía que llevaba toda la vida haciendo canciones políticas, y en el fondo es verdad, porque hables del tema del que hables sin referirte a una situación política concreta, en el momento en el que abordas un tema, ya te estás posicionando, y yo eso también lo comparto.

¿Canciones como Tipo D parecen sacadas directamente de algún programa de LaSexta.

R Bueno, más bien son ellos los que cogen la canción y la usan [risas], pero supongo que es normal que se usen porque tienen referencias a situaciones actuales, y supongo que es por eso. De todas formas nuestra intención siempre ha sido que las canciones hablen de nuestro momento, pero que no sean lo suficientemente explícitas para que se queden en un dibujo concreto, esperando que no pierdan su sentido cuando pasen los años.

Me llama la atención recordar que, cuando hicisteis el primer disco, no habíais dado ni un concierto como banda. ¿Ha influido esto en la grabación del segundo?

Sí, sí. Vamos, sin duda. Una de las grandes diferencias del primer disco respecto de este último es que, cuando nos juntamos para hacer los primeros conciertos, nunca nos habíamos subido los cuatro juntos, y después de toda la gira del primer disco, que fue bastante larga, al preparar el segundo álbum, éramos conscientes de por donde queríamos tirar. De todo eso aprendimos y, obviamente, se ha acabado transmitiendo al disco, aunque ahora esas mismas canciones también han mutado en directo, y eso creo que también es lo bueno.

¿El éxito os ha cambiado la percepción de las cosas? ¿Os ha hecho ver la música de otra manera?

Es que el éxito es una palabra que a nosotros no nos gusta demasiado. Para nosotros el éxito es poder dedicarnos a lo que más nos gusta hacer, y poder ir a salas y ver que cada vez viene más gente a los conciertos, que se está llenando. El éxito como palabra en sí, que se suele asociar a la fama y esas cosas, no nos interesa.

No sé si seguís cantando Europa ha muerto, de los Ilegales, pero desde que la cantáis la cosa ha ido a peor: el brexit y todo eso. ¿Lo veíais venir?

Pues mira, en aquella época cuando la hizo Jorge Ilegal no existía un canal como LaSexta, que seguramente la habría usado, y 30 años después sigue vigente. Es un poco a lo que me refería con lo de los temas que abarquen más que un papel concreto. Esa canción la elegimos por eso. De momento la hemos aparcado, pero posiblemente la recuperemos.

El año pasado actuasteis en unos 20 festivales. Estáis en todos, como Love of Lesbian, que reconocen que llegar al gran público les ha supuesto un peaje con respecto al indie. ¿Os preocupa esto? ¿Los indies os han vuelto la espalda?

Nosotros no hacemos música para indies, hacemos música para personas que escuchan música, hacemos las canciones que nos gustan. De todas formas, me parece que hablar de indies, de mainstream, cada vez está teniendo menos sentido.

¿Has pensado en retomar tus discos en solitario como Abraham Boba?

Ahora mismo estamos al 100% con este grupo. Hay miles de cosas que hacen que León Benavente sea un trabajo a tiempo completo en este momento, y yo soy muy lento para trabajar. Ni yo ni los otros miembros del grupo tenemos tiempo para otra dedicación que no sea León Benavente, al margen de lo de Nacho Vegas, que eso sí lo llevamos un poco más fácil, porque cuando nosotros paramos él empieza, y viceversa.

¿Tenéis material nuevo en ciernes?

Sí. Estamos disfrutando y pensando en hacer cosas nuevas. A final de año estuvimos grabando un EP que va a salir ahora en marzo con cuatro canciones nuevas, y vamos intentando hacer todo lo que podemos.

Hay un cierto pesimismo antropológico. ¿Piensas que no hay esperanza? ¿La habrá en el nuevo disco?

Pues no lo sé, porque todavía no hemos empezado a trabajar a fondo aún, pero yo creo que las canciones de LB, aunque se refieran muchas veces al desencanto, destilan una actitud nada derrotista, tanto en las canciones como en los conciertos.