Juan González Castaño se encuentra cómodo. Se le nota feliz y a gusto en su nuevo cargo como director de la Real Academia Alfonso X 'El Sabio', a la que se refiere constantemente como su «casa». Y pese a las dificultades, y pese a que la entidad que desde enero encabeza no pasa por su mejor momento en cuanto a presupuesto, irradia optimismo y confianza en que todo puede ir a mejor. No es algo que crea, es algo que sabe, y que confía plenamente en su equipo y en la terna de académicos que le acomparán en este viaje de cinco años y que el pasado martes tuvo su presentación oficial en el acto de nombramiento institucional celebrado en el Museo Arqueológico.

Para quien no conozca la institución, ¿cuál es el trabajo que desempeña la Real Academia Alfonso X 'El Sabio'?

La Academia tiene una serie de fines primordiales, que son el estudio, la investigacion y la difusion de la cultura y el conocimiento en los campos de las ciencias humanas, siempre relacionadas con la Región de Murcia. En noviembre cumplimos 76 años al servicio de esta Comunidad y, en ese tiempo, hemos dado a luz 5.500 a 6.000 monografías de muy variada temática y, por supuesto, más de mil artículos de variada composición.

Fue confirmado en este nuevo cargo en octubre, oficializado en enero y, hasta ahora, no ha sido presentado en sociedad.

Sí, aunque realmente ya soy director de pleno derecho desde que se publicara en el BORM, en enero. De hecho, hemos tenido ya una sesión plenaria, el día 26 del mes pasado, en la que tratamos una serie de artículos que teníamos que ver. Lo que ocurre es que hasta el martes no tomé posesión pública del cargo.

Supongo que en estos tres meses ha tenido tiempo de darle vueltas a la cabeza. ¿Hay algún punto en el que quiera incidir especialmente en esta nueva etapa de la Real Academia Alfonso X?

Bueno, desde hace un tiempo sufrimos una crisis general a todos los niveles que ha afectado a las fuentes de financiación. Lo importante sería corregir esas deficiencias y poder volver a publicar regularmente como veníamos haciendo hasta algunos años. Ese sería uno de los puntos claves. Hablar con todos los agentes sociales y retomar el camino de publicaciones, conferencias y mesas redondas que venía organizando esta institución es una cosa fundamental, no solo para mí, sino para la junta. Pues somo un equipo. Un director sin junta es como un jardín sin flores.

¿Cómo sienta el cargo de director? ¿Cambia mucho su rol?

Hasta ahora era el subdirector. Hubo elecciones, el anterior director decidió retirarse, y yo presenté una lista. Mis compañeros tuvieron a bien votarme y creo que nunca podré agradecerles lo suficiente la confianza que han depositado en mí. Solo espero ganarme a pulso esa confianza en los próximos cinco años, que es lo que dura el mandato. Para mí es una responsabilidad muy hermosa, la posibilidad de hacer cosas por una entidad que amo, que es mi casa y en la que me siento muy a gusto

Lo de presentarse a estas elecciones... ¿Le propusieron o es algo que traía ya pensado?

Fue meditado. Pensaba que podía hacer algo bueno para esta casa y cuando don Francisco Calvo decidió dejarlo hablé con una serie de compañeros sobre esta posibilidad. Me sentí muy respaldado por ellos y eso es muy importante. La votación tuvo lugar el 6 de octubre y, ya ves, aquí me tienes.

Lleva desde 1999 como académico. O sea que sabe dónde se mete.

Sí. Conozco muy bien la casa y por eso la quiero mucho y me siento muy a gusto en ella. No he llegado aquí engañado (risas).

¿Ha recibido algún consejo del director saliente, Francisco Calvo?

No, pero le he visto funcionar. He tenido la suerte de haber sido subdirector con él y con don Juan Torres, y lo único que quiero es ser un digno continuador de la dirección que ha tomado la casa con ellos. Ambos han sido unos dignísimos directores y se han volcado en defender la casa. Han sido mis mentores directos y espero poder estar a la altura.

Además de doctor en Historia, es Cronista Oficial e Hijo Predilecto de Mula. ¿Podrá continuar con las labores que ello supone?

Por supuesto. Soy una persona muy compatible y estoy a entera disposición de mis paisanos y de mis compañeros de la Academia. Cuando hay ánimo de trabajar se encuentra el tiempo.

Optimista, pese a que, como ha dicho, no son buenos tiempos...

Los tiempos de crisis pueden ser un acicate para la imaginación, para buscar soluciones alternativas. Yo a lo largo de mi vida siempre he visto el vaso medio lleno, para verlo medio vacío siempre hay tiempo. Como suelo decir, tuvo algo bueno aquella lucha de don Quijote con los molinos y es que nunca más se tiró contra ellos. Hay que ser optimistas y ahora mucho más.