José Mercé es el cantaor de flamenco de referencia de este tiempo. En el proceloso mundo del cante jondo a nadie le regalan nada, y esto se cumple perfectamente con el maestro jerezano, que esta noche se subirá al escenario del Teatro Romea de Murcia en la que será la segunda noche de la Cumbre Flamenca de la capital del Segura.

Nacido en el seno de una familia gitana de Jerez de gran tradición flamenca, sobre todo cantaora, su carrera ha sido una verdadera superación de obstáculos: el tablao, las fiestas, las compañías de baile, los festivales, las peñas y el teatro.

Moviéndose con solvencia, además, en todos los terrenos y en todas las disciplinas, dando el callo siempre, consiguiendo la consagración como figura del cante en una época en la que no era fácil porque tuvo que pelear con figuras de la talla de Lebrijano, Menese, Morente o Camarón de la Isla. No era fácil hacerse un sitio entre los grandes. Ni tampoco, una vez lograda la hazaña, mantenerse arriba del escalafón durante tres décadas. Él lo consiguió cantando lo más clásico del cante y también lo más moderno, en una simbiosis artística que pocos han dominado. Donde quiera que cante, clásico o moderno, está garantizado el cante. Y no cualquier clase de cante, sino el que duele.

Por todo ello, su actuación esta noche en el Romea no será un concierto más de su espectáculo Íntimo y flamenco, ya que además recibirá sobre el escenario el galardón ´Patriarca Flamenco´ que otorga la Cumbre y que reconoce al jerezano como máximo representante actual del flamenco en la categoría de cante.

Como muestra de agradecimiento, Mercé ofrecerá al público murciano su espectáculo más íntimo, más puro; un recital absolutamente jondo en el apenas se servirá de la guitarra española, algunos coros y las palmas para repasar sobre el Romea una trayectoria de entidad flamenca en un concierto para el que ya no quedan entradas.

Un espectáculo para el goce de los amantes del cante y que pone el acento en un festival de altura que continuará el próximo jueves con otros dos nombres propios del flamenco patrio: Soleá y Kiki Morente, hijos del mítico Enrique Morente.