El Guernica de Picasso, icono del arte contemporáneo y símbolo del horror de la guerra, cumple 80 años y 25 de su llegada al Museo Reina Sofía, cuyo director, Manuel Borja Villel, dice tajante que mover el cuadro «sería un error histórico, museográfico y social».

El historiador responde así a la idea que defiende el todavía director del Museo del Prado, Miguel Zugaza, cuando habla de llevar la obra de Picasso al Salón de Reinos, que está en proceso de rehabilitación para ampliar la gran pinacoteca.

«Obviamente el Reina Sofía se hizo a partir de la existencia del Guernica y de la existencia de las vanguardias históricas. No tendría ningún sentido porque los museos de arte clásico tienen una metodología, una forma de entender la historia, y los museos de arte moderno otra», argumenta.

«La historia -continúa- no puede ser cortada como una salchicha y que unos elementos pasen de un lugar a otro. El periodo moderno y contemporáneo tienen unas características determinadas que son las que cubre el Reina Sofía», precisa Borja Villel, que lleva desde 2008 dirigiendo uno de los museos de arte moderno y contemporáneo más internacional.

Borja Villel fue el primer director de un gran museo que se nombró siguiendo el Código de Buenas Prácticas, por un concurso que evaluó un comité de expertos, una metodología que también le gustaría que se aplicara para elegir al nuevo director del Museo del Prado, tras la marcha de Miguel Zugaza, que anunció que este 2017 abandonará su cargo. «No me corresponde a mí decir lo que se tiene que hacer -aclara-, pero creo que se sería bueno que se hiciera por concurso público. Estoy a favor de las buenas prácticas», sostiene.

Este mes de enero Borja Villel cumple 9 años al frente del Museo -su contrato es por 5 años, renovables por el mismo periodo otras dos veces- y hace un balance positivo del camino recorrido. Su intención es seguir al frente del mismo, pero de la mano de la joya de la corona: el Guernica de Picasso, una de las obras más internacionales de la pintura española.