Escribía el novelista y profesor Umberto Eco, que «nada es más nocivo para la creatividad que el furor de la inspiración». Tal vez esta máxima la aplicó en el momento de crear al personaje Adso de Melk, de la exitosa novela El nombre de la rosa. Adso es aquel novicio benedictino que en el invierno de 1327, en la biblioteca de una abadía situada en los Apeninos septentrionales, descubre que la muerte de varios monjes se debe a la existencia de un libro envenenado, el segundo volumen de la Poética de Aristóteles, el cual se consideraba extraviado.

Al igual que el autor de El nombre de la rosa, José Antonio Torregar (Ceutí, 1978), pintor y profesor en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Murcia, reconoce la gran peligrosidad que contiene el furor de la inspiración en el momento creativo. Torregar planifica sus tareas artísticas y organiza sus exposiciones con la meticulosidad investigadora de Adso de Melk, e indaga sobre las cualidades del papel y de sus variantes alteraciones cuando se manipula con pigmentos, ácidos, barnices, nogalinas...

En el último proyecto que presenta el artista murciano, el papel se convierte en protagonista imprescindible de sus cuadros, obras en técnica mixta que recoge bajo el título de Volti e Maschere (Caras y máscaras), y lo hace en un convento medieval italiano, hoy convertido en el Museo della Carta e della Filigrana, ubicado en la localidad de Fabriano, provincia de Ancona, donde también ha expuesto con anterioridad el célebre pintor de Blanca Pedro Cano.

Cuarenta y seis obras cuelgan en las paredes del antiguo convento de los padres dominicos. En Fabriano todavía se fabrica la carta con las mismas técnicas y características que se viene haciendo desde el siglo XIII. «Hace dos años conocí el Museo del Papel de Fabriano, y el pasado año estuve allí impartiendo un curso internacional sobre acuarela, y fue entonces cuando su director, Giorgio Pellegrini, me propuso presentar esta exposición, que podrá visitarse hasta el día ocho de enero», nos informa el pintor. En esta muestra, que está dos meses abierta al público, han colaborado la galería murciana de arte Babel y el Instituto de las Industrias Culturales y de las Artes (ICA) de la Consejería de Cultura.

De Homero a Cleopatra

Explica Torregar que en esta exposición ha querido «establecer un diálogo entre la tradición y la vanguardia y en las tres salas del museo se distribuyen las 46 obras realizadas sobre papel, donde se muestran la máscara mortuoria de Napoleón, máscaras africanas e imágenes de un ángel, de Afrodita, de Cleopatra, de Antínoo, de Homero, de Serapis, de Santa Teresa, de Atenea, de los emperadores Caracalla y Augusto, del diablo, de un atleta, de una mujer y de varios ancianos». Parte de estas piezas se mostraron por vez primera en los claustros del Convento de San Francisco -Museo Ciudad de Mula-, durante los meses de mayo, junio y julio de 2016, exposición organizada por el Ayuntamiento de Mula que contó con el apoyo de la Fundación Cajamurcia.

Otra temática que se muestra en Volti e Maschere, bastante interpretada por Torregar a lo largo de su trayectoria artística, es la escenificación del transcurso del tiempo, la vanitas con el Tempus Fugit, y también se representa el inicio de la vida a través de fetos y corazones. Los cuadros se han pintado con mezcla de acrílico, óleo, tinta china y otros pigmentos€ e incluso ha utilizado pintura de spray. El eje central del proyecto gira en torno a rostros y a esculturas de la mitología griega y romana, llevados al papel con novedosos procedimientos que facilitan las nuevas tecnologías. «La iconografía clásica es una fuente inagotable de información, resulta atemporal y me parece susceptible de ser revisada en todo momento», puntualiza el artista de Ceutí.

Proyección internacional

Las pinturas de Torregar se acaban de presentar en la sexta edición de la Bienal Internacional de Acuarela del Báltico, su colección de obras Memento mori (Recuerda que morirás) ha sido una de las cuatro exposiciones individuales que organizó la directiva de esta Bienal, donde han participado más de sesenta artistas seleccionados de doce países diferentes. La muestra se ha celebrado en la galería de arte contemporáneo Meno Forma, en la ciudad lituana de Kaunas.

En el mes de octubre, el infatigable pintor ofrecía su proyecto Atminties veidais (Caras de memoria), comisariada por Ina Mindiuz, y mostrada en Monte Pacis, un monasterio construido en el siglo XVII en Kaunas.

Entre viajes a Italia y Lituania, a Torregar le queda tiempo para hacer el retrato oficial de Francisco Celdrán, expresidente de la Asamblea Regional, y otros nuevos cuadros que podremos contemplar en el transcurso de 2017 en salas y museos nacionales e internacionales.

El pintor practica buceo, y con ello consigue sensaciones de paz y libertad que le son imprescindibles para después concentrarse y vaciar su mente en el momento de pensar y crear. Admira el trabajo del pintor italiano Nicola Samori y del artista autodidacta noruego Henrik Aarrestand Uldalen. La mayor inspiración de Torregar proviene de su reflexión constante. Umberto Eco, fallecido en febrero de 2016, dejó escrito que «la retórica es el arte de decir bien lo que uno no está seguro que sea verdad, y los poetas tienen el deber de inventar hermosas mentiras». Podríamos deducir que los pintores también son los artífices de crear bellas y emocionantes imágenes. Y de este modo, no queda más alternativa que afirmar que Torregar es un elocuente poeta de la pintura, un creador multidisciplinar en continua búsqueda de nuevos registros plásticos.