El Palacio Pedreño, la Casa Cervantes, la Calle Mayor o el Casino de Cartagena son parte de la herencia modernista de una ciudad llena de historia. Y en este contexto, allá por el año 1912, en medio de una época de auge económico de las minas de La Unión, surge Hotel Mandarache, una novela de Ignacio Borgoñós y editada por Malbec Ediciones.

Se trata de una historia que habla «del bien y del mal» de la mano de dos protagonistas rivales: «Senent, un joven arquitecto valenciano que llega a Cartagena atraído por el auge de la construcción, y Carfás, un despiadado cacique de provincias que ha hecho dinero en las minas de La Unión y quiere dirigirlo todo». La lucha de clases, la superación, la corrupción, el contexto y el ambiente modernista de la ciudad, así como el mencionado bien y el mal son temas presentes en la obra de Borgoñós. Si bien algunos de estos temas quedan reflejados por ejemplo en «las intenciones de Carfás, ya que todas sus acciones están identificadas a su lucro personal».

A estos dos protagonistas se le suma otro: la ciudad de Cartagena. Pues es «el telón de fondo, el ambiente donde se desarrolla la historia». «Siempre me ha gustado esa época; solo hay que pasear por sus calles y comprobar su historia, unos años en los que era típico que la gente construyera su palacete», destaca el escritor, quien nombra algunos de esos ejemplos como la Casa Cervantes, la Calle Mayor o el Palacio Pedreño. «Quisiera que Hotel Mandarache quedara como una novela de referencia de ese periodo. El arquitecto bien podría ser el álter ego de Víctor Beltrí, Carfás cualquier capitoste de la época y el hotel otra edificación modernista de la ciudad», destaca el autor.

El escritor define su novela como una obra que «engancha desde el principio», con planos variados y escrita de una manera sencilla, «lo que crea aceptación», y con temas comunes. Invita al lector a viajar al pasado y pasear a través de su lectura por algunos lugares conocidos y vigentes en la actualidad.

Novelista y escritor de cuentos

Ignacio Borgoñós (Cartagena, 1975) se considera novelista y escritor de cuentos. Licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad de Murcia y Máster de Periodismo en el País Vasco, compagina su pasión por la literatura con su trabajo como secretario del grupo municipal Movimiento Ciudadano en el Ayuntamiento de Cartagena. «La novela y el cuento es un complemento a mi actividad laboral, pero es una vocación», describe el autor, que ha destacado sobre todo en narrativa breve, con casi una quincena de premios literarios.

Arrancó como escritor con las lecturas de Camilo José Cela o Pío Baroja, «allá por mi época de COU», y ha cosechado algunos reconocimientos como el Libro Murciano del Año 2016 o ser finalista del Premio Mario Vargas Llosa 2008 con Recitando a Petrarca, entre otros. Así que define su faceta como escritor como su «modo de vida», algo así como «mi manera de estar solo».

Sobre el panorama literario, destaca que es complicado ser escritor en España pero «siempre hay un golpe de fortuna». Piensa que «los mejores escritores son quizás los desconocidos». «El problema es que en España hay saturación de obras que llegan a las editoriales y no pueden darles salida», explica. Agradece además la labor que hacen las editoriales jóvenes que apuestan por escritores que nadie conoce, «es algo positivo que den oportunidad a personas que tienen guardados grandes trabajos en el cajón y no ven la manera de sacarlo».