Dicen los nostálgicos que ya no quedan grandes divas, voces inmortales y con carácter como las de Nina Simone, Eta James o la gran Aretha Franklin, que siguen deleitando a los amantes de la música de raíz negra y poderosa. Una de las grandes amantes de este género es Patricia Kraus.

De casta le viene. Patrica Kraus es perfecta como cantante. Domina lo que le echen: lírica, jazz, blues, soul, latina, bossa, lo que sea menester. La hija del genial tenor Alfreo Kraus presenta Ecos, basado en canciones eternas, para gozo de sus seguidores y los de la música española, donde rescata melodías de hoy y de siempre. Entre ellas, Alfonsina y el mar, Volando voy, Yo no te pido, Óleo de mujer con sombrero o una sorprendente Entre dos aguas cantada sin letra, en estilo scat; y además, dos composiciones propias. Tras su 'trilogía negra' -Vintage fun club, Retrocolletcion, Divazz-, en la que no faltaba el punto autobiográfico, Kraus vuelve nuevamente la mirada sobre sí misma a través de canciones que, como ángeles de la guarda, han sido dulce compañía a lo largo de su vida. La suya y la de quienes comparten -compartimos- un mismo territorio sentimental.

Naturalmente, Patricia lo desarrolla a su estilo. Porque, como su padre, es una artista con personalidad: única, inconfundible e irremplazable, desde la primera nota a la última. El disco incluye dos temas propios y una selección de versiones que sorprenden por su calidad y su fusión de géneros, que van desde el jazz contemporáneo con la bossa nova al Flamenco con el scat, pasando por la canción de autor.