Enmarcada en la apuesta de teatros de Murcia por ofrecer en su cartelera espectáculos internacionales respaldados por crítica y público, las tablas del Teatro Romea acogen hoy a la compañía belga Peeping Tom, dirigida por Gabriela Carrizo. Lo hace con Moeder/Madre, la segunda entrega de la trilogía 'dedicada a la familia' que empezó con Vader/Padre (2014) y finalizará con Kinderen/hijos en 2018.

Moeder/Madre es una obra sobre la memoria que explora hasta qué punto el tejido de la vida es un mosaico o una red que componemos colectivamente. Peeping Tom trata el tema y la figura central (la memoria y la madre) de este espectáculo con la misma mirada sensible y sarcástica con que aborda todas sus producciones. Moeder/Madre es divertida e inquietante a la vez.

Una propuesta perturbadora pero extrañamente familiar: «Reconocemos la fascinación que nos produce la sensación de que el mundo nos sobrepasa, la misma mirada con que observamos, divertidos, nuestros intentos titubeantes de hacer encajar este mundo en nuestras concepciones», dicen desde la compañía.

Crear un universo inestable

Las obras de Peeping Tom, compañía fundada en Bruselas hace ya 16 años, suelen requerir dos años de trabajo y más de seis meses de ensayos. Danza, teatro, música... todo se funde en sus aclamados y personales montajes, que apuestan por una belleza hipnótica.

Gabriela Carrizo (Argentina) y Franck Chartier (Francia) fundaron Peeping Tom en 2000. El sello de la compañía es una estética hiperrealista anclada en un escenario concreto. En sus obras, los directores crean un universo inestable que desafía la lógica del tiempo y del espacio: el aislamiento nos conduce a un mundo inconsciente de pesadillas, miedos y deseos del cual los directores se sirven hábilmente para mostrar la parte oscura de un personaje o de una comunidad.

En su exploración del lenguaje del movimiento y la interpretación, nada es nunca gratuito y la condición humana siempre está presente como fuente de inspiración inagotable. Mediante el uso de técnicas de edición cinematográfica, consiguen ampliar los límites de la trama, que siempre aparece como un contorno más que no como un elemento perfectamente definido.

Han recibido muchos reconocimientos de prestigio, como por ejemplo el premio al Mejor Espectáculo de Danza en Francia 2015 por Le Salon.