Vuelve al Cartagena Jazz Festival el gran Gregory Porter, el crooner del siglo XXI. El pasado 6 de mayo publicaba su cuarto álbum de estudio, Take Me to the Alley, para conmemorar precisamente la fecha en la que en 2014 con Liquid Spirit, su anterior álbum, ganó el Premio Grammy a mejor CD de jazz vocal. Fue ese disco el que convirtió a Porter en el artista de jazz con más descargas de un álbum de todos los tiempos: aproximadamente unos 20 millones. Siempre que ha venido a la ciudad portuaria el estadounidense ha salido triunfante.

La historia de Gregory Porter (Sacramento, California, 1971) es sorprendente. Se puede decir que la de estrella del jazz es su tercera vida. Iba para jugador profesional de fútbol americano pero a los 22 años una lesión en el hombro lo cambió todo. Trabajó también como cocinero en el restaurante de su hermano. Pegado a los fogones solía cantar canciones de sus ídolos, como Nat King Cole. Quizás la madurez que da la experiencia sea el motivo por el que este hombre tranquilo y espiritual, de sonrisa casi permanente, no puede dejar de darle gracias a la vida por haberse convertido en una prometedora figura del jazz.

El estadounidense se inició en el canto gracias al apoyo de su madre que lo llevaba a la iglesia para que pudiese hacerlo. Y su jazz tiene mucho de espiritual. El eje central de toda su música no es otra cosa que el reflejo de su vida. Sus canciones son lo más parecido a un cruce de soul y rhythm & blues que desembocan en un jazz fácil de amar, una aleación irresistible. Algunos de los cantantes que Porter cita como influencias son Joe Williams, Donny Hathaway y Nat Cole. Y también el pastor de la iglesia a la que acudía de niño.

Take Me to the Alley conmemora la fecha en la que, en 2014, con Liquid Spirit ganó el Premio Grammy a mejor CD de jazz vocal. Liquid Spirit, que llegó tras Water y Be Good, supuso el debut de Gregory Porter en el sello Blue Note, con un éxito deslumbrante.

Tres años después, el aclamado vocalista de soul-jazz se mantiene fiel a su esencia y a los músicos con los que lleva trabajando desde los inicios, así como a Kamau Kenyatta, con el que lleva colaborando desde que a mediados de los años 90 éste le descubriera mientras estudiaba en la Universidad de San Diego.

Tras los coqueteos bailables que brindaron sus colaboraciones con Disclosure, o con el célebre dj Ludovic Navarre, Gregory Porter ha vuelto a su estado puro, y es que según la crítica especializada no se ha oído a un cantante como él en mucho tiempo.

Clausura y jazz para niños

El Cartagena Jazz Festival concluirá mañana con un programa doble en el Nuevo Teatro Circo que comenzará con la actuación del trompetista Christian Scott, quien bebió de las fuentes del jazz en su Nueva Orleans natal para desarrollar un estilo propio, y Madeleine Peyroux quien «veinte años después de su debut discográfico, mantiene inquebrantable su hechizo», como recuerdan desde la organización.

Además, el sábado, en la plaza del Icue -12.30 horas-, habrá un concierto de jazz especialmente ideado para los más pequeños de la casa.