Los músicos murcianos alzaron la voz ayer, acogidos por los espacios más emblemáticos y característicos de la ciudad. La cuarta edición de Big Up! -del que LA OPINIÓN es diario oficial- acercó la música y la voz de estos jóvenes a los viandantes, fans, amantes de la música y expertos de la industria.

Organizados en dos rutas distintas en las que tocaron los mismos grupos para que todos pudieran escucharles, los improvisados escenarios abarrotaron de espectadores a su alrededor lugares como la avenida de la Libertad, la plaza Romea, la plaza de la Universidad, el patio del Mubam, la plaza de Santa Catalina, la plaza de los Apóstoles y la Muralla Árabe de Verónicas.

Ya antes de que dieran comienzo las actuaciones, Aire Canadá calentaba el ambiente en la avenida de la Libertad con sus pruebas de sonido y tentaba a al público que estaba allí de paso a volver más tarde para escucharles.

Cerca del mediodía, en Santa Catalina, un pelotón de gente cortaba el paso y rodeaba las terrazas, encandilados por Kessels y su peculiar cantante que, a pesar de disponer de un micrófono a su alcance, prescindía de él para actuar evadido, con una peculiar personalidad y ofreciendo un espectáculo cargado de interpretación.

Siguiendo una de las rutas, la gente caminaba desde Santa Catalina hasta la plaza de los Apóstoles, en la que esperaba el grupo invitado, compuesto por cuatro jóvenes procedentes de Cuenca: Fizzy Soup. «Cantar en la calle es muy diferente a hacerlo en un escenario. La gente no viene a verte, el sonido cambia, es más frío y a la vez más cercano. Una persona que se pare a vernos equivale a cinco que compran una entrada para un concierto. Además, aquí no tenemos las luces de un escenario y podemos ver al público y su reación. Nos gusta que nos descubran porque no nos esperan», explicaron Javi y Sonia, las voces de la banda, que se fusionaron tras la catedral con perfecta armonía y lograron conquistar y atraer al público hacia el género indie.

Al sol, pero cobijado por el emblemático teatro Romea, actuaba Río Viré, cuyo cantante valora mucho el trabajo del músico en la calle por «conseguir captar la atención del público y dejarse la voz en ello». Sin embargo, el vocalista destacó también la parte negativa, y es que «puede estar en la calle Bruce Springsteen ofreciendo su mejor espectáculo, y aún así, la gente pasará de él», opinaba, mientras Claim cogía el relevo del improvisado escenario.

Murcia daba voz así a sus músicos más jóvenes, emprendedores que mostraron su trabajo ante un público agradecido por hacer la música en directo accesible a todo el mundo, y «contar con la sorpresa de encontrarse con un buen e inesperado espectáculo».