La sala de la Capilla de La Convalecencia, en el Rectorado de la Universidad de Murcia, inauguró ayer la exposición ¡Echa por la sombra!, de Isidoro Valcárcel Medina, último Premio Velázquez. El autor murciano expone una pieza sonora con referencias a su propia biografía y documentos sonoros que recogió en su momento, como la música de los Auroros. El artista ha pensado la muestra para escuchar la música con la partitura ante él, aunque no se trata de una partitura musical al uso: «Se trata de una exposición sonora en la que el sonido va acompañado de la partitura de ese sonido. Intento poder ofrecer al espectador tanto la imagen plástica como la sonora, de manera que si alguien lo intentara podría seguir el sonido a través de la imagen, y también al revés», dice el creador, según recoge una nota de prensa de la UMU. «Sala y sonido enseñoreándose de todo el espacio», añade.

«Mi pretensión -recoge la nota- es ofrecer al espectador una especie de semblanza de lo que era este edificio para mí, pero también ofrecer un remedo de lo que es la universidad para mí, de mi aversión a la Universidad tal y como está concebida». Y cita el hecho de que «el propio Rectorado está situado en medio de la ciudad, pero la universidad de verdad, la educación, está a cien leguas». «Intento hacer una crítica sobre lo que se ha convertido la enseñanza de la cultura», concluye Valcárcel Medina.

Isabel Tejeda ha sido la comisaria de esta exposición, organizada por el Aula de Artes Plásticas y Visuales de la UMU y el ayuntamiento de Murcia.

Premio Nacional de las Artes Plásticas 2007 por la coherencia y rigor de su trabajo desarrollado durante cuatro décadas, Valcárcel Medina ha realizado películas, piezas sonoras, acciones, proyectos de arquitectura y libros que funcionan como ejemplos y marcas de situaciones. El pasado año se estrenó en el Festival Punto de Vista de Pamplona el documental No escribiré arte con mayúscula, dedicado a su vida y obra, y fue galardonado con el premio Velázquez de Artes Plásticas, un galardón que, según el fallo del ministerio de Cultura, se le concedió por «su sólida y coherente trayectoria y su sobresaliente aportación al arte desde el compromiso ético, político y social».