Aunque por aquí ya sabíamos de su talento, 2014 fue el año de la explosión de Rozalén. Su álbum de debut, Con derecho a..., fue Disco de Oro. El álbum lo publicó de forma independiente, antes de que una multinacional lo reeditara. La joven albaceteña, que residió durante años en Murcia, ya se ha hecho un hueco en la élite musical española transmitiendo su contagioso positivismo.

Quién me ha visto y quién me ve salió en septiembre del año pasado. ¿Cómo ha sido su recepción ? ¿Qué ha supuesto en la carrera de Rozalén?

La recepción fue y sigue siendo muy buena. Sacar un segundo trabajo después de que el primero fuera tan bien ha sido un poco duro... Me autopresioné porque no quería defraudar, quería mejorar, pero sin perder la esencia, demostrar que quiero seguir ahí... Y estoy feliz con todo lo que está pasando. No puedo pedir más.

¿Cómo ha transcurrido este año de rodaje?

No hemos parado de rodar y de rodar y aún quedan muchos meses de gira. Hemos tocado en el extranjero, estamos más seguros en el escenario... Está siendo todo muy intenso y bonito, a pesar del cansancio.

¿En qué aspectos has profundizado con tu último disco?

Hay amor, idealización, mucha ironía y crítica social (Mi Fe, Berlín, Los artistas, Somos, Photocall...), y búsqueda de otros estilos musicales.

¿Qué encontramos en tu nuevo disco? ¿Qué motiva el título?

Un poco de todo, como acostumbramos, jeje. Yo iba pa´ psicóloga y he acabado de ´tirititera´, jeje. No esperaba nada de lo que me ha ocurrido, y Quién te ha visto... es una de las frases que más me digo y me dicen.

Estás que no paras. ¿Qué tal por Lituania? ¿Cómo llevas tanto trabajo y lo de ir de aquí para allá?

En otros países el amor y respeto por la cultura no tiene punto de comparación con nuestro país. Aunque no entendían nuestro idioma, se fascinaban escuchándonos, y nos hacen sentir como en casa. Me encanta trabajar y conocer nuevas familias y países. Que tu trabajo te permita viajar tanto es un regalazo.

Por cierto, me han comentado que ´acho´ en Lituano significa 'gracias'. ¿Me han tomado el pelo?

¡Jajaja, así es! Allí Rocío (Ramos) era agradecida todo el tiempo, jajaja.

¿Qué respondes cuando vas por esos mundos y te preguntan por España? ¿Te preguntan también por los ´Chanantes´?

Les cuento un poco de nuestra realidad, de la riqueza de paisajes, climas, gastronomía... Les hablo de nuestra música, nuestro humor, nuestra historia, política... Siempre se suele compartir y contrastar según dónde te encuentres. Por los Chanantes me preguntan sobre todo en América Latina, por Almodóvar, Iniesta... Aunque lo más internacional de mi tierra manchega sigue siendo el Quijote.

¿Cómo surgió lo de montar un festival como Leturalma? ¿Sientes orgullo de ser una chica de pueblo?

¡Claro que siento orgullo! Cada día más, jeje. Fue una idea, un sueño que tenía en la cabecita. Quería organizar un festival cultural y familiar en un entorno tan bonito. Aún estoy alucinando por la acogida que tuvo... ¡Veremos qué monto yo ahora para el año que viene!

¿Es cierto que a día de hoy tu madre continúa bajándote las minifaldas y cerrándote los escotes?

¡Ya te digo! Jajaja. Mi madre es para grabarla todo el tiempo... ¡Estamos perdiendo dinero sin sacarla a la luz! Jajaja.

También estuviste en el homenaje a Placido Domingo, Plácido en el alma. ¿Qué tal te encontrabas en ese ambiente?

Era un ambiente muy diferente al que acostumbro, pero somos seres que nos adaptamos a las circunstancias, y no pudieron tratarme con más ternura. Allí había artistas consagradísimos que me trataron ´de igual a igual´, y sólo escuchar la ilusión de mi padre por verme en el Santiago Bernabéu valió la pena... Después de ese tipo de eventos, cuando descanso y miro las fotos, es cuando me da todo tanto vértigo...

Tu banda sigue siendo la del principio, ¿y la ilusión?

La ilusión sigue aumentando, porque son otras las metas que se te presentan. De todas formas, soy ultrasensible y me sigue emocionando cuando veo tanta gente delante tararear las canciones, me sigo poniendo de los nervios en cada actuación, me sigue sorprendiendo que me paren por la calle... Cuando eso se nos pase nos tendremos que dedicar a otras cosas, ¿no?

Hadas, susurros, besos. ¿De dónde sacas tanta dulzura en un panorama como el actual?

Jejeje, eso era más en el primer disco, que era más cría... Ahora sigo estando ´enamorá´ de la vida, pero porque me esfuerzo en estarlo. Es muy fácil perder la fe en la Humanidad en los tiempos que corren...

Has incluido en tu disco la versión de La belleza de Aute, que ahora está malito. ¿Cuál es la diferencia entre tu generación y las anteriores?

Ellos nos facilitaron el camino... Sus circunstancias eran más complicadas en todos los aspectos, pero lo aprovecharon de maravilla. Tenemos muy buenos maestros. Ojalá podamos seguir disfrutando de ellos mucho tiempo.

En Los artistas cantas : «Nadie encuentra ya locales, no hay facilidades ni cachés para crear. / Si actúan en la calle, si piensan muy alto hasta les pueden multar». ¿La cosa está muy negra para la música y la cultura en general?

Claro que está la cosa negra. Es impresionante la zancadilla constante y que no sean capaces de valorar la riqueza que supone el Arte en un país. Pero, ¡mira! Si ni son capaces de ponerse de acuerdo para formar gobierno, dudo mucho de que se preocupen de los artistas de esta España nuestra.

Han pasado 4 años de 80 veces. ¿Cuál es la perspectiva desde el presente?

Has sido 4 años de mucho trabajo, mucho aprendizaje y muchas experiencias brutales... Soy una tía muy afortunada y tengo todas las ganas de ´comerme el mundo´ y seguir creciendo a todos los niveles.

¿El éxito te ha hecho autocensurarte en las redes sociales? ¿Cómo zanjaste la polémica con ese concejal de Villarrobledo?

Ha llegado un punto en el que he decidido seguir siendo libre; eso sí, con más cuidado. Cada cosa que opino o comparto le doy mil vueltas, pero quiero ser coherente con mi manera de ver el mundo, aunque a muchos no les guste. La polémica con el concejal ahí se quedó. Sé que le llegó, pero no he recibido respuesta. No me voy a callar si algo me parece injusto. ¡Qué a gusto me quedé!