Aurora, tercer disco de Fuel Fandango, vio la luz hace unos meses. Este verano no han parado de dar conciertos. «Esto es una locura, vamos a tope, pero estamos felices», confiesa Ale Acosta, mitad del grupo junto a Nita Manjón.

El día en que salió a la venta su nuevo disco colgó la carpeta en Facebook con la leyenda «Hay muchas horas de trabajo aquí dentro». ¿Cuánto ha costado sacar Aurora?

Al final ha sido un año. Nita y yo empezamos a componer las canciones en abril del año pasado y nos pasamos todo 2015 componiendo.

Y buena parte de ese trabajo habrá sido en el estudio...

Sí. Hay muchas horas de laboratorio, de darle muchas vueltas a las canciones hasta encontrar el arreglo adecuado, hasta que hemos estado contentos con el resultado. Pero es un proceso que hemos disfrutado mucho.

Trabajo y placer...

Total. La investigación en la música siempre es un placer.

¿Aurora es su disco más ambicioso?

Más ambicioso no sé, porque siempre le hemos puesto ambición, pero sí es con el que nos sentimos más a gusto. Cuando por fin lo hemos visto terminado estábamos satisfechos con todo.

Le he oído decir que es en el que por fin han podido plasmar lo que tenían en la cabeza.

Sí. Desde el principio hemos estado buscando, probando, aplicando la intuición y al final vas descartando cosas y quedándote con lo que más te convence. Es el disco en el que más hemos profundizado en el flamenco y en la electrónica. Hemos profundizado más en esos sonidos y hemos dejado atrás otros.

¿Se sienten en la línea de artistas como Smash, Triana, Veneno... de búsqueda de nuevos caminos para el flamenco?

Esa era la idea desde el principio. Nita viene del flamenco y yo de la electrónica y la búsqueda siempre ha ido por ahí, por fusionar eso. Pero sin perder sonoridades del rock o el soul y otras músicas que nos gustan.

Han contado con dos colaboraciones de esas que se llaman de lujo. Una más clásica, Estrella Morente, y otra absolutamente rompedora, el Niño de Elche, que hoy día es el estandarte del flamenco experimental y de vanguardia.

En los dos discos anteriores no habíamos tenido colaboraciones y era algo que nos apetecía mucho. Pensamos con quién nos gustaría colaborar y la primera en salir fue Estrella, de la que somos admiradores. Es una de las grandes voces del flamenco actual. La llamamos y la sorpresa fue que conocía lo que hacíamos y tenía ganas de colaborar con nosotros, así que todo salió muy natural. Y con el Niño de Elche igual. Habíamos escuchado su disco Voces del extremo y yo le había visto en directo en Casa Patas, en Madrid, y había flipado. Compartimos el espíritu y espero seguir haciendo cosas con ellos.

¿Y cómo reaccionó Estrella Morente con las remezclas de su voz?

Fue muy curioso, nos mandó las voces y nos dijo 'he hecho algo raro pero os va a gustar'. Nosotros jugamos con ellas en el estudio y cuando se las devolvimos estábamos asustados, pensábamos que nos las tiraría a la cara. Pero le encantó. Luego nos confesó que ella también tenía miedo de que no nos gustara. Es una persona muy humilde y estamos felices con su colaboración.

¿Qué porcentaje de flamenco y electrónica forman el sonido de Fuel Fandango?

No lo sé. Eso lo tendría que decir alguien externo. Sí puedo decir que es el disco en el que esos dos estilos tienen más peso. Pero hay otras más cosas. Las canciones tienen estructuras y melodías pop.

También hay pasajes de sonido más industrial, más oscuro, casi post punk, como en Salvaje.

Sí, Salvaje va por ese camino y otros en que la voz flamenca de Nita tiene unos tratamientos de voz con reverb muy largos...

¿Herencia del Omega de Enrique Morente y Lagartija Nick?

Omega es un disco de referencia para todos. Mucha gente entró en el flamenco por ahí.

¿Y qué porcentaje de Nita y Ale hay en sus canciones?

No sé [risas]. Está todo mezclado. Nita va componiendo con el iPad y yo con la guitarra y luego se mezcla todo. Está muy entrelazado.

¿Lo dejamos en 50-50?

50-50 es lo justo [más risas].

¿Ese sello flamenco tan reconocible, con la electrónica, es la clave del éxito de Fuel Fandango fuera de España?

Puede ser. Toda esa parte flamenca y la estética en el escenario, con Nita con los abanicos y las flores... fuera es algo muy exótico y no están tan acostumbrados al flamenco puro como aquí.