­­­El ´artista total´, como él mismo se define, Nicolás de Maya es lo que podríamos llamar ´un culo de mal asiento´ y cada seis meses tiene que volar a México, país por el que siente una pasión muy especial. Estudió en la primera promoción en España de Diseño Industrial y nada más acabar la carrera una multinacional del cartón le ofreció un contrato junto a otros siete compañeros, trabajo que rechazó. «No fuí ni a la entrevista de trabajo».

¿Cómo fueron tus comienzos?

A los once años gané un premio regional de dibujo en Murcia, en la antigua biblioteca de Alfonso X. Mi primera exposición la hice en la galería Babel con 22 años y de ahí me marché a Madrid con mis cuadros para dos galerías, Biosca y Heller. Cuando estaba llegando a la segunda, una ventolera me tiró los cuadros y algunos se rompieron. Aún así fui a la galería, y gustaron tanto que me metieron en una colectiva con Antonio López y todos los grandes del realismo e hiperrealismo. Pero no quise encasillarme. Me gusta ser absolutamente libre. Con 27 años ganaba mucho dinero y vendía muchos cuadros, pude hacerme millonario, pero era aburrido pintar los mismos temas. No quería pintar alcachofas toda mi vida por mucha demanda que tuviesen.

Y decides irte a México

Es lo mejor que me ha pasado en mi vida, cuando decidí irme a México en el 2001. Rompí con todo y empecé de cero. Rompes tus miedos y tienes que mostrarte como tú eres. Cuando llegué era un desconocido y ahora soy tan popular allí como pueda serlo Julio Iglesias. Allí están las más grandes fortunas y la pobreza más extrema. Allí la vida vale muy poco. Yo he llegado a mearme encima, me han encañonado. El último susto me lo dieron al comprar una tarjeta para el teléfono. A través de ella me estorsionaron y amenazaron, tuve que cambiar de coche, de horarios y de itinerarios.

¿Con qué faceta artística te sientes más identificado?

Me gusta todo. Lo que más me gusta es crear con cualquier cosa. Hoy en el mundo del arte se puede vender hasta la palabra. Lo peor es que en las facultades de Bellas Artes debería darles vergüenza lo que hacen con los chavales. Creen que todo vale si lo teorizas pero no es así, antes que nada es una profesión y tienen que enseñar a dominar las disciplinas. De las facultades sale gente que no sabe pintar, del mismo modo que hoy todo el mundo es fotógrafo con Instagram.

¿Hacia dónde quieres dirigir tu arte?

Todo está por hacer. Cuando termino algo, me olvido. Es como un amor pasado. Rompes esa relación y comienza otra; aunque también hay amores que no terminan, quiero seguir enamorándome diariamente.

Todo lo que sucede es por amor. El arte tiene que emocionar y la emoción se contagia.

¿Qué proyecto llevas entre manos estos días?

Es un proyecto para México para presentarlo en la Feria del Libro de Habla Hispana más importante del mundo en Guadalajara sobre palabras que definen a México. Este año España es el país invitado.

De puño y letra

  • «Me estoy haciendo un hombre grande, me gustaría que me recordaran por ser una persona generosa que entregó a la vida todo lo que ella le dio». (Foto realizada con materiales cedidos por Ferretería Murciana).
  • Grafoanálisis de Pablo Alzuagaray. Nicolás manifiesta una gran inclinación al progreso y a asegurar los logros conseguidos. Sin embargo, la vehemencia y apasionamiento con que lo hace le puede llevar a actitudes de autodefensa y oposicionismo cargadas de orgullo y frialdad. Suele sentir una gran necesidad de concretar y precisar lo esencial; le molestan mucho las imprecisiones y dilaciones ajenas. Sin embargo suele caer también en una posición de autocrítica poco benevolente que le impide darse cuenta que tal vez lo que considera en sí mismo como falencias a veces son en realidad virtudes... http://www.consultoresgrafologos.com