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¿Por qué escribir novela negra? ¿Qué le hizo decantarse por este género?

El género es un tema de marketing, tiene que ver con la necesidad de las editoriales de segmentar al público. Vale para orientar a los lectores, no más que eso. En realidad, para mí existen sólo tres clases de literatura: la buena, la mediocre y la mala. Ojalá supiera escribir de la segunda, es la que más vende. No creo que yo escriba novela negra, yo escribo sobre la locura y la muerte, esos son mis temas, pero, como en mis novelas siempre hay asesinatos y cuestiones políticas y sociales, la etiqueta le cae bien.

Mencione un autor del género que podamos considerar de culto para usted.

William Shakespeare.

¿A qué personaje, policía o detective, le hubiese gustado crear?

Al comisario Lascano, alias ´El perro´.

¿Prefiere la sangre o la psicología en sus novelas?

Depende del momento de la novela. Lo que sea necesario para que la trama avance.

¿Algún arma preferida a la hora de matar?

En la novela, la que sea necesaria para que la trama avance. En la vida, la indiferencia.

Valore la novela negra española frente a la de otros países.

No me parece que valga la pena comparar, la literatura no es una competencia deportiva. El arte, partiendo de lo local y propio, debe tender a la universalidad, a lo esencial del ser humano, nunca al nacionalismo. Por otra parte, aunque quisiera hacerlo no tendría conocimiento suficiente para hacer la comparación.

Demasiados libros y muy poco tiempo. Lo que sí puedo percibir es que hoy se publica (no sólo en España) cualquier cosa bajo la etiqueta novela negra, a veces son novelas que nada tienen que ver con lo policíaco, otras son meros ejercicios de estilo con mayor o menor fortuna, otros son libros aptos únicamente para la práctica del tiro al cesto.

¿Qué le ha impulsado a asistir a Cartagena Negra, conocía ya estas jornadas?

La invitación. No las conocía. Los festivales son buenas ocasiones para encontrarse con los lectores, de quienes se obtiene muy buena retroalimentación. Eso en el caso de que asistan, claro está. Y difundir la obra. También para encontrarse con colegas amigos y, a veces, con periodistas culturales y estudiosos. Algo que me gustaría destacar es que los festivales deberían adoptar una saludable práctica que muy pocos tienen: remunerar a los escritores que dan las charlas. Eso ayudaría a que puedan seguir escribiendo. Se les paga a los proveedores de sonido, de gastronomía y a todos los rubros que se convoca, pero no a los autores, que son la esencia del evento.

¿Qué opina del boom de festivales negros que hay en España?

Como con todo, hay que cuidar la calidad, hay muchos, pero no todos están bien organizados, ni son convocantes. El esquema de la mesa redonda con cuatro o cinco invitados compitiendo por el micrófono o ensalzándose unos a otros es decepcionante. Con honrosísimas y escasas excepciones, no hay eventos más soporíferos que las presentaciones de libros. Las conferencias y charlas de un festival deben cumplir con una de las exigencias más importantes de la novela: ser entretenidas, si también son atractivas e interesantes, tanto mejor. Si se consigue esto, el público asiste. Un autor, o su amigo, contando una novela o explicándola está en las antípodas de esas características. La novela debe hablar por sí misma.

¿Hay algún tema que no trataría nunca en sus novelas?

No importan los temas. Cualquier tema es importante si se sabe cómo contarlo.

¿Cree que la realidad supera a la ficción como fuente de argumentos negros?

La realidad está suspendida. Todas las noticias nos llegan filtradas por el cedazo que es la línea editorial de los medios de comunicación, y eso es una línea política, un recorte que se hace de la realidad para que veamos sólo la parte que al medio le interesa que veamos. O sea, una ficción. Nos queda solamente nuestra percepción de lo real, fragmentada con la cual distintos grupos de personas construyen consensos que llaman ´realidad´. O sea, otras tantas ficciones.

¿Qué le diría a un lector que no conozca su obra para que se acerque a sus novelas?

Oiga, ¿qué espera?

¿Cuál es, si se puede confesar, el siguiente crimen que tiene en mente?

No tengo en mente crimen ninguno, trato de evitar cometer crímenes, eso lo dejo para los profesionales que saben hacerlo mejor que yo. En lo que estoy pensando es en el tema de la venganza, de la justicia por mano propia, en la imposibilidad que tiene la sociedad para impartir una justicia que no sea venganza.