Nació en Granada rodeado de joyas. Su padre tenía un taller de joyería por el que él correteaba desde niño. A su mujer, murciana, le concedieron una plaza de Magisterio en Murcia y decidió trasladar su tienda. «Sólo conocía una calle en Murcia, la calle Barrionuevo, y allí fue donde la abrí ». Hace unos meses inventó el paparajote de oro, una pieza de oro con una hoja auténtica de limonero en su interior. Ahora, ha logrado que huela.

¿Tenías claro que serías joyero?

Es que ni siquiera he llegado a planteármelo. Mi padre tenía un astillera (mesa de joyero) en casa y yo jugaba con sus herramientas: el anillero, el palo de medidas, desde niño. Después mi madre hizo Gemología y me llevaba a sus clases: me dejaba en la sala de profesores, yo era el niño del gremio. Después fui yo el que estudió Gemología y colaboré en el Instituto Gemológico (IG) de Madrid. Todas las piedras que entraban en España pasaban por mis manos.

¿Cómo se te ocurrió lo del paparajote de oro?

Un día del Bando estaba con unos amigos y entre cervezas y bromas me ofrecieron un paparajote y no me avisaron de la hoja. Yo le pegué un bocado con hoja incluida. Por esas fechas yo había empezado a utilizar hojas de laurel deshidratadas en joyería y uno de mis amigos me dijo: «¿A que no tienes huevos a hacer una hoja de limonero?» El primer pin se lo regalé a él.

Y fue un exitazo, ¿no?

Ha gustado mucho, la verdad es que mi vida ha cambiado en cuatro meses, pero no sólo por el paparajote. Tuvo mucha repercusión en medios y me han apoyado mucho en Cultura o la Federación de Peñas. El otro día en una gasolinera alguien me vio y dijo: «¡Acho, es el del paparajote!» Eso es muy importante para un granadino en Murcia.

¿Cómo fueron tus comienzos?

En el 2000 me fuí a Málaga, donde trabajé para Cartier, Rolex, Bvlgari y Damiani. Era la época de Jesús Gil en Marbella. Allí la gente gastaba una locura. Hice muchas fiestas para famosos, como Bruce Willis, Iván Drago (el ruso de Rocky) o Antonio Banderas. Allí aprendí mucho y he visto las mejores piezas de joyería. Después volví a Granada y abrí mi propia tienda.

¿Qué queda por inventar en el mundo de la joyería?

Está todo por inventar mientras tengamos imaginación. Lo que le faltaba al paparajote es el olor a limón. Estoy experimentando para añadir aromas a todas mis colecciones, como el olor a azahar o a tierra mojada.

¿Son buenos tiempos para el mundo de las joyas?

Han cambiado las formas de comunicar. La gente no quiere joyas para ponérselas el día de la boda y luego guardarlas, sino para disfrutarlas. Yo quiero democratizar la joyería, que no sea una cosa para las élites. En mi tienda no hay vitrinas, la gente puede venir y tocarlas, olerlas.

¿Qué tienes entre manos con el Sánchez Pizjuán de Sevilla?

He presentado un proyecto basado en el sentimiento sevillista y el Sánchez Pizjuán. Será una joya sobre la pasión del fútbol.

¿Olerá a césped?

No, olerá a azahar.

De puño y letra: "SIDDHARTHA: Todo deseo ha sido satisfecho".

Grafoanálisis de Pablo Alzuagaray.

Guillermo es un individuo muy centrado en su propio mundo interior, marcado por un idealismo a veces ´rabioso´.

No le asustan los límites que la sociedad y las circunstancias le puedan imponer en el camino: su voluntad está avocada a alcanzar sus propios logros, merced a su propia inspiración y tesón. Del mundo, lo que más le atrae, tal vez sean las oportunidades y los desafíos.

A veces puede parecer frío e impenetrable, pero no es por antipatía: es que a menudo su mente está volando lejos... http://www.consultoresgrafologos.com