Lola Herrera y Juanjo Artero protagonizaron el pasado viernes La velocidad del otoño, escrita por el autor escocés Eric Coble y dirigida por Magüi Mira, en la programación de verano del Auditorio El Batel de Cartagena. Una obra mordaz, divertida y profundamente conmovedora acerca de la fragilidad y frugalidad de la vida, de la que salieron triunfantes tanto los protagonistas, como su directora, e incluso el público despidió en pie a los actores. El montaje, un alegato en favor del valor de envejecer y de la belleza de la madurez, conmueve por su proximidad, y lo hace por momentos cuestionar y por momentos reírse de la propia condición de la naturaleza humana.

La obra teatral es una alegato en favor del valor de envejecer, de la sabiduría que dan los años, en contra de ese desahucio emocional que es para los ancianos abandonar su hogar para instalarse en residencias. La velocidad del otoño, se sirve del humor para poner sobre la mesa una realidad. Magüi Mira dirige un montaje encabezado por Lola Herrera, convertida con 81 años en el ejemplo más palpable de que la edad no es un obstáculo para seguir creando, disfrutando, arriesgando y viviendo con intensidad.

La obra presenta a una mujer de 81 años que amenaza con quemar su casa y todo el edificio, con los cócteles Molotóv que ella misma ha hecho usando el líquido revelador de su marido difunto, si sus dos hijos no dejan de presionarla para que se vaya a una residencia. La entrada por la ventana del tercero de los hijos, Juanjo Artero, para intentar convencerla es el inicio de la obra, en la que la conversación, a veces trágica, a veces cómica, que madre e hijo tienen sobre la vida de ambos, por separado y en conjunto, y del análisis de la situación a la que los dos han llegado. Redescubren las semejanzas que siempre tuvieron, sobre todo la pasión por el arte y la belleza, y descubren otras que los unen también.

La velocidad del otoño es teatro contemporáneo, comprometido e inteligente, en el que el diálogo entre la anciana y el hombre maduro surge un aprendizaje y un crecimiento mutuo. Juntos van trazando un camino que en el que se van encontrando y sorprendiendo.