Caravaca muestra esta noche una versión actualizada de Rinconete y Cortadillo, estrenada en el Festival Teatro de Málaga. Esta obra, escrita por Albero Conejero y dirigida por Salva Bolta, da continuidad a la novela de Cervantes, a través de un texto que habla sobre la picaresca, los niños prodigio y la lucha entre realidad y ficción. «Nuestros personajes de 'Rinconete y Cortadillo' están hartos del éxito de la novela y de contar siempre la misma historia»

Minutos antes de que el actor Rulo Pardo pise las tablas del Festival de Almagro junto a Santiago Molero, explica el argumento de esta obra, que muestra una cómica y cruda crítica social.

El texto parte de una frase que Cervantes escribió ya casi al final de la novela 'Rinconete y Cortadillo'.

La frase dice «y les pasaron aventuras e historias?», partimos de esa base, si les pasaron aventuras vamos a contar todas esas aventuras. Planteamos Rinconete y Cortadillo cuando los personajes tienen cuarenta años. Cervantes los deja con 17, y nosotros tenemos 40. Lo que cuenta la representación es que estamos hasta el gorro de ser Rinconete y Cortadillo y de ir por los pueblos haciendo siempre la misma historia, por lo que vamos buscando a Cervantes para reventarle la cabeza (risas).

Una obra que habla sobre la picaresca, los niños prodigio, la amistad, la lucha entre realidad y ficción...

La obra enfoca la historia cuando los dos personajes se conocen para ir a robar a Sevilla, tras el viaje, un día entran a una fonda y muy borrachos comienzan a contar su historia, sin saber que detrás de ellos hay un señor llamado Miguel de Cervantes que está escribiendo las historias que nosotros vamos contando. Cuando años más tarde vemos que esa novela está publicada y tiene éxito, lo que hacemos es ir de pueblo en pueblo reviviendo nuestras andanzas. Así hasta que tenemos cuarenta años, lo que pasa es que estamos ya cansadísimos de esta historia. De ahí lo de los niños prodigio, hay mucha gente de nuestros días que vemos en programas como Sálvame, donde van niños que un día fueron prodigios, que siguen tirando del personaje y ahora van un poco a hablar de los que han hecho después, pero en verdad siguen tirando de aquellos personajes que fueron. A nuestros personajes les pasa un poco lo mismo, no quieren ser Rinconete y Cortadillo, pero vamos tirando de ellos. Esa dicotomía es la que contamos durante la representación.

Es una producción de la compañía SeXpeare, ¿cómo surge este proyecto?

Santiago y yo llevamos 21 años como compañía y estábamos preparando nueva función. Nos llamaron desde el Festival de Almagro para que participáramos en el año de Cervantes y fue cuando cogimos a Alberto Conejero, que es un autor dramático de los más importantes del panorama español, y al director Salva Bolta, nos juntamos hablamos y encontramos lo de Rinconete y Cortadillo. Como no existe un texto dramático, solamente la novela, decidimos hacer una obra de teatro. Estrenamos en Málaga, que fue un exitazo, después en los teatros del Canal de Madrid, que llenamos todas las funciones, y ahora tenemos una gira muy buena.

Con tan solo 7 años se subió a las tablas de un escenario en su colegio. ¿Cómo recuerda sus inicios?

Hacíamos las obras típicas que se hacían en el colegio y recuerdo estar en el escenario, que tenía cuatro frases de nada, recuerdo perfectamente que decía mis frases y la gente me miraba y se reía, así comenzó mi historia en el teatro.

Y en esta larga trayectoria, ¿cómo ha cambiado el público?

Por fortuna el público cada vez demanda más teatro, y la gente ha visto mucho teatro. Cuando empezamos hace veinte años, con una comedia de lo absurdo, la gente no entendía muy bien qué era lo que tenía que ver. Ahora saben lo que es el teatro del absurdo, y luego, por fortuna, también la gente joven está demandando mucho teatro, el público joven tiene muchas referencias cinematográficas y literarias. Ahora es bastante menos complicado y el público está mucho más abierto a entender los diferentes estilos que se hacen. Después de veinte años como compañía independiente, estamos muy contentos porque seguimos teniendo mucho público y cada vez se conoce más a la compañía.

Unas representaciones que antes estaban muy encorsetadas a un recinto en concreto y ahora se están abriendo más a otro tipo de locales, ¿no?

Hace veinte años Santiago y yo íbamos por los bares, nos dejaban un barril de cerveza, nos subíamos y empezábamos a contar nuestras movidas. Esas circunstancias también han sido un bagaje bastante bueno, teníamos que hacer que se callase todo el bar antes de comenzar la representación. Por otro lado, cada vez hay más bares y lugares de teatro independiente, digamos clandestino, hacen propuestas bastante interesantes, ahora se está haciendo teatro en casas. También lo que ha ocurrido es que con la crisis la gente se ha dejado los teatros y se ha abierto a nuevos espacios, eso hace que haya nuevas fórmulas teatrales, bastante interesantes. La crisis ha provocado que la gente no espere que la llamen, sino que tenga sus propios proyectos.