Cuando tenía cinco años la pequeña Macarena acompañaba todos los días a su prima, unos años mayor que ella, a las clases de baile de Rosario Parra en Beniel... y todos los días su madre tenía que traérsela a casa llorando y pataleando porque ella quería bailar y quedarse en la academia. Llegó un día que, pese a no tener la edad exigida, no tuvieron más remedio que admitirla en las clases. Y desde ese día no ha dejado de bailar.

¿Qué pasó después, Macarena?

Allí estuve hasta los diez años y con esa edad conocí a la gran bailaora Carmen Jaén. A los 18 años dedidí irme a Granada porque estaba más cerca que Madrid o Sevilla y allí estuve ocho años en Las Cuevas de Sacromonte y en la Academia de Mariquilla. Después me marché a Cataluña porque un amigo de Salou abrió un tablao, pero solo estuve un mes y me trasladé a Barcelona donde me hicieron una prueba y allí sigo bailando en el Palacio del Flamenco de la calle Balmes y en otros tablaos como el Del Carmen o Tarantos.

¿Recuerdas esa primera prueba en el Palacio del Flamenco?

Perfectamente porque no me lo esperaba. Ese día tenía yo una ampolla en el talón y encima me dejaron ropa y unos zapatos una talla menor de la mía, pero bailé con todas mis fuerzas y me admitieron a la primera.

¿Qué proyectos más inmediatos tienes?

El más próximo es la prueba en la que voy a participar el próximo 16 de julio en Torrevieja para intentar clasificarme y poder participar en el Festival del Cante de las Minas de La Unión y luego vacaciones y relajarme en Playa Flamenca y en La Manga. Mi gran ilusión a largo plazo es crear mi propia compañía de baile. Ya llevo mucho tablao en las piernas y el tablao lo malo es que te limita a bulerías, tarantos, alegrías o soleá por bulería. Y no quiero encasillarme. Crear mi propia compañía me serviría para para sacar todo el arte que llevo dentro, sentirme más realizada y crear espectáculos en los que se puedan contar historias.

¿Ejerces de murciana?

Me siento muy murciana y en Cataluña la mayoría de los los que me conocen piensan que soy andaluza de Granada y eso me molesta muchísimo. También me gustaría ser más conocida en mi tierra.

¿Te planteas volver a Murcia?

Sí, la verdad; sobre todo por mi familia, me duele estar separada de ellos y además me encantan todas nuestras comidas. Lo único que me frena es que profesionalmente en Murcia tengo menos posibilidades y finalmente tendría que volver a trabajar en Granada.

¿Qué otros referentes tienes fuera o dentro del mundo del flamenco?

En el mundo del flamenco, sin lugar a dudas, Manuela Carrasco, y fuera a mis padres, a quienes adoro.