En lo profundo del bosque, en la cima de un volcán, se adentrarán los espectadores el próximo mes de julio, cuando el Circo del Sol llegue a Murcia con el universo de Varekai. Haciendo un homenaje al espíritu nómada del circo - 'varekai' significa 'en cualquier lugar' en lengua romaní-, el Palacio de los Deportes se convertirá en «un mundo caleidoscópico lleno de criaturas fantásticas», al que invita a visitar su director artístico, Michael G. Smith.

«Si el público entra en nuestro universo, recibirá inspiración,verá en el escenario cosas que parecen imposibles, pero que son posibles, que algo que en su vida parece difícil se puede superar».

Dominic Champagne, autor y director de Varekai, concibió esta historia del Circo del Sol tras sufrir un accidente en el trapecio y romperse las dos piernas. «Fue algo que cambió su vida -recuerda Smith- y ese es uno de los lemas de Varekai, que tu vida puede cambiar en un segundo y tienes que mirar el mundo de manera completamente diferente, pero que si encuentras la confianza en ti mismo, te dejas ayudar por los demás o encuentras el amor, todo se puede superar».

«Champagne tuvo que aprender a encontrarle de nuevo sentido al movimiento, a su vida... y esa metáfora se transforma en Varekai», añade el joven Fernando Miró, quien representa en este montaje del Circo del Sol a Ícaro, cuyas alas se quebrarán y caerá en un profundo bosque sin poder caminar. Su deseo de vivir y de superar sus miedos le impulsarán a superarse, al igual que el amor que siente por la exótica 'prometida', que se convertirá en su guía y le dará el impulso que necesita para seguir adelante. «La metáfora es que con el amor lo puedes hacer todo», resume este joven de Puerto Rico, que se incorporó hace tres años a la compañía canadiense y protagoniza desde hace dos Varekai.

Pero en esta historia hay miles de formas de entender esa metáfora. Tantas como espectadores. «Lo que hacemos es un concepto, una idea, es una manera de ofrecer al público una emoción, por lo que si hay cuatro mil personas entre el público, habrá cuatro mil versiones del espectáculo; de hecho yo no quiero que todos vean lo mismo», afirma Smith.

En lo que sí coincidirán los espectadores es en la admiración ante las sorprendentes acrobacias que se suceden durante ese viaje de Ícaro por el mundo mágico en el que va encontrando a los seres fantásticos que le acompañan.

Uno de esos números, de equilibrios sobre bastones, fue interpretado ayer por Miró y Anna Ostapenko en el Palacio de Carlos V, en la Alhambra de Granada, en una pequeña exhibición que ofreció el Circo del Sol a turistas y a la prensa, aunque mucho más corta de lo previsto por el calor del mediodía -«tenéis 'cojones' de estar al sol para vernos», bromeó Smith con los espectadores que no encontraron huecos en la sombra-. La muestra se quedó corta para hacerse una idea de lo que está por llegar, pero sirvió de antesala a esta gira, que empieza el próximo miércoles en Zaragoza. Las correas aéreas -personajes que vuelan suspendidos deslizándose por el escenario-; el vuelo de Ícaro en el interior de una red; danzas georgianas; acróbatas en el aire ayudados por los columpios rusos o flexiones sobre el trapecio dejarán sin respiración a los espectadores, como confiesa Smith que pasa entre bambalinas cada representación.

Todo ello con un vestuario de más de 600 trajes y complementos lleno de color y una música compuesta por Violaine Corradi inspirada en las músicas del mundo y que recorre desde los rituales hawaianos a las canciones de los trovadores del siglo XI o la música gospel. Y no faltarán los payasos, «que intentan hacer las cosas bien, pero no les sale», dice entre risas Smith.

Varekai se estrenó en 2002 y ha visitado 130 ciudades en 23 países diferentes y en esta nueva gira llega actualizado. «Cuando considero que el espectador va a decir 'esto ya lo he visto' o cuando nos lo copian -decía irónico Smith- lo cambiamos; miro qué número aún no ha visto la gente y cómo se puede incorporar a la historia que concibió Dominic Champagne», explica el director artístico, quien recuerda que ha cambiado desde que se volvió a incorporar a este montaje cinco números, «sin que varíe el mensaje humano». Smith confiesa que, cuando veía Varekai, «siempre me faltaba algo... quería conectar todos los números en una sola historia, mejorar la línea emocional, y creo que lo he conseguido», comenta orgulloso. «He trabajado en siete espectáculos del Circo del Sol y el único que no me convencía era Varekai, por eso tenía ganas de volver y retomar este proyecto» y reencontrarse «con un equipo fantástico».

Los cincuenta artistas -de 19 países- y medio centenar de personas del equipo técnico que trabajan en este montaje de la compañía canadiense, fundada por Guy Laliberté, vienen de diferentes mundos, como Francisco Miró, de la danza, o la única española de Varekai, Jessica Heredia, experta en break dance, mientras que otros muchos eran atletas olímpicos de distintas disciplinas. Pero todos ellos «trabajan como un equipo».

«Mi trabajo también es buscar cómo inspirar a los artistas para que a su vez transmitan su emoción y que esta emoción sea sincera y honesta, deben poner su corazón en la escena», explica Smith, quien tiene muy claro que lo que diferencia el circo convencional del Circo del Sol es el arte. Y el arte «es cuando transmites una emoción con honestidad y sinceridad».

Arte que sorprende y, en un mundo complicado y «difícil de cambiar», que sirve al menos para «lanzar un mensaje positivo», dice Michael Smith, aún incrédulo como británico de los resultados del referéndum en su país por el que el Reino Unido saldrá de la Unión Europea. «Varekai quiere hablar de la celebración de la vida, termina con un número en el que Ícaro encuentra la confianza para caminar y halla el amor, por lo que la oruga se convierte en mariposa», adelanta el director.

«Como en la vida real, todo el mundo ve Varekai de una manera diferente y quiero que la gente se adentre en este universo y que a cada uno le llegue una emoción diferente», espera Smith, quien solo pide a los espectadores «que no se queden pasivos; porque si lo hacen significa que no hemos hecho bien nuestra labor».

«A este trabajo se le dedica mucho, pero se recibe más», concluye Smith. Algo en lo que coincide Fernando Miró, consciente de la dura disciplina que conlleva estar en esta compañía y la entrega que supone. «Pero cuando sientes tanto amor por el arte, representar a Ícaro recompensa», asegura, recordando el mensaje de su personaje en Varekai: «Con amor todo sale adelante».

Así lo recordarán en Zaragoza, Santander, Granada y Murcia -en 2017 pasarán por Gijón- durante esta gira, para la que el Circo del Sol ha creado todo un mundo de fantasía lleno de criaturas que se mueven entre columpios y trapecios, y que continuará su periplo después de España por El Cairo, Beirut y Doha, entre otras ciudades del mundo, siguiendo el espíritu nómada al que rinde homenaje Varekai.