­Emigrado de su tierra natal, Cantabria, el camino de su experiencia vital se ha desarrollado por distintos territorios y ha terminado instalándose aquí sin perder un ápice de su raigambre cántabra y norteña. Su nuevo disco, Viajes sonoros, son los de una larga trayectoria por los caminos de la músicas de raíz españolas, incorporando arreglos de factura actual y textos creativos que trascurren entre seguidillas, parrandas, torrás, manchegas, jotas, fandangos y cantos rituales, procedentes de tierras manchegas, del sureste y territorios del norte peninsular. En estos Viajes Sonoros ha contado, además, de con los músicos de su banda habitual, colaboraciones muy especiales: el cantaor flamenco Julián Pérez Páez y músicos de La Ronda de Motilleja, del grupo Folk Azarbe, Los ParrandBoleros, la Cuadrilla de las Torres de Cotillas, Malvariche y la Cuadrilla del Mazapán de Totana.

¿Qué supone el nuevo disco en la carrera de Manuel Luna?

Es un punto y seguido, una parada consciente para abordar nuevos trabajos. Una reflexión sobre diferentes estilos y formas de adaptar la música tradicional que han estado presentes en mi trabajo en estos años. Puertas que dan acceso a experiencias por más de una quincena de discos y que ahora se cierran y abren para emprender nuevos itinerarios.

¿Quién ha llevado el timón del barco?

Pues lo he llevado yo mismo. Es un trabajo muy personal para el que he contado con excelentes profesionales del entorno murciano y otros lugares. Constantino López ha llevado con mano firme la parte de producción sonora y grabación, y siempre es una ventaja contar con un profesional así. Su experiencia con intérpretes como Chambao, Efrén López y otros nos ha permitido mantener en Alhama a uno de los técnicos más experimentados y sabios en el registro de músicas de raíz y folk.

¿Es un ´greatest hits´, si se puede decir así?

Es una antología de espectros sonoros, una selección intencionada que intenta enganchar gente nueva y no despistarse de otras generaciones mayores que hoy andan por los cincuenta. Téngase en cuenta que piezas como Arriba abajo, Los Gallos de Londres, No me mandes más jamones? son recursos de uso popular que llegan a sectores intergeneracionales para la fiesta y el jolgorio. Otros temas como ´El romance de El Pernales´ son casi un himno para gente de algunos territorios. Después de estos últimos años de deterioro del tejido cultural en el país, muchos artistas volvemos a la carga. Es un tiempo de transición.

Los Gallos de Londres obtuvo una gran repercusión en 1988. La hoja promocional decía algo así como que era un disco prematuro para un mercado aún por hacer. ¿Se cumplió la predicción?

En aquellos años la revista Folk Roots de Londres hizo al disco mejor álbum del año en lengua castellana. En efecto la cosa tuvo un eco muy diferente a los gustos célticos, aunque se trataba de un disco de vocación norteña. Yo he preferido seguir un camino personal y huir de las modas. Ello se lo debo a mi trabajo como antropólogo,antes de seleccionar el material hay un trabajo de campo y una reflexión conceptual, que parten de la misma etnografía y el contacto con la gente. Con todo, el celtismo se había instalado con fuerza en una estética hippie, élfica y festivalera.

Lo presentas como una invitación para viajar a través de tus experiencias musicales. ¿Cómo ha sido tu trayectoria?

Yo creo que tuve una abuela de pueblo que siempre me influyó en este gusto. Nací en Santander luego viví en Albacete y acabé en Murcia con pasajes en Madrid y Sevilla. En mis gustos de juventud influyeron el blue grass y el cajun americano, pero también Black Sabath, Soft Machine o el blues negro de J L Hooker o el blanco de Fleetwood Mac. Cuando conocí a Nuestro Pequeño Mundo ya había escuchado a Dubliners o Fairport Convetion. Quizá por eso me interesó una línea distinta a Joaquín Díaz y sus comienzos de folk song que fue la de Ismael. Su disco Florilegio de España marcó una tendencia directa para mí cercana al mundo campesino.

¿Qué balance hacéis de estas tres o cuatro décadas?

Mantener el patrimonio musical y de otro tipo es una tarea cultural del país; por ello me metí de lleno en el mundo de las cuadrillas campesinas, y paralelamente seguía con discos y actuaciones. La experiencia de ingeniería cultural que ha ocurrido con las cuadrillas del Sureste ha sido una de las recuperaciones culturales más exitosas y manifiestas en España. Este mundo dio alas a las rondas veratas y castellanas o a las pandas de verdiales y otros grupos para el ritual festivo.

Le habéis dado otro aire a algunas canciones. ¿Se trataba de reactualizar?

Sí, claramente un producto añejo con nuevas esencias.

Que arriba que abajo, ¿qué lectura tiene en el presente?

Una tonada para la diversión y la fiesta que gusta especialmente a los niños, pero que cantan los grandes.

Es pues una nueva grabación. ¿Contemplásteis la posibilidad de un disco en directo?

Ahora mismo no. Para grabar en directo y moverse en ese tono se requiere inversión, y con el panorama de los últimos años, bastante con seguir existiendo.

¿Ha sido complicada la selección de los temas?

Sí y muchos se han quedado fuera. He grabado los más conocidos considerando los diferentes estilos. Son viajes sonoros.

No me mandes más jamones me sonaba más reivindicativa. ¿Han sufrido modificaciones por el largo camino?

Posiblemente. Mi experiencia con las letras un tanto panfleteras nunca dio mucho resultado. Lo realmente subversivo ha sido recuperar la calle para la fiesta y el ocio, y creo que se ha acertado.

¿Cómo véis el panorama de las músicas tradicionales y el folk en España? ¿Y en nuestra región? ¿Se preserva, se le apoya?

Llevo tocando desde los setenta y me encuentro con más ganas que nunca. Con todo este tiempo en el andamio folk puedo prometer y prometo que maldito el caso que nos hace la administración. Sin ir más lejos, el festival de música de raíz, después de diecisiete años, fue suprimido por el ayuntamiento de Murcia aduciendo falta de recursos, y, como siempre, la crisis. Ahora seríamos compadres del Lemon pop. Espero que se pueda arreglar, porque en Murcia, que ahora tiene un panorama espléndido de músicos jóvenes.

Descríbenos el sentir general de Viajes sonoros.

El trabajo me produce sentimientos distintos: recuerdos de la transición política, decenas de festivales por España y Europa; pero también hay guiños a una vanguardia sonora, con cantos difónicos y géneros obsesivos y circulantes, que mezclan las atmósferas de ´wave drums´ con las tonadas más rancias del norte o el flamenco.

¿Cuánto hay de la propia experiencia?

Hay días hermosos y también tristes. Murcia es una zona muy dura, porque la administración no acompañó casi nunca, y mantenerse a pulmón de un público poco melómano es difícil. Creo que esto cambiará.

Un nuevo disco que ha tardado en llegar desde el anterior.

En estos tres años de crisis canina, el mundo de la cultura lo ha pasado fatal. Además la piratería y otras plagas casi acaban con la cosecha.

¿Cómo es la actual puesta en escena ?

A la fuerza ahorcan. Bajaron los cachets y se achicaron las bandas. Rearmarse o morir.