El Museo Regional de Arte Moderno de Cartagena (Muram) acoge este viernes la inauguración de la exposición Eduardo Chillida. Buscando la luz, en la que se hará un recorrido por la obra del escultor guipuzcoano a través de 68 piezas, en la primera gran muestra que puede contemplar en la Región de este artista fallecido en 2002.

Su hijo y comisario de la exposición, Ignacio Chillida, ha explicado que el epicentro de Buscando la luz será la serie homónima que hizo su padre en la década de los 90 del siglo pasado, y de las que hay cinco conjuntos en varios lugares del mundo, como Munich (Alemania), Qatar y Chillida-Leku.

Chillida detalla que esta muestra aborda el recorrido vital del escultor con los diversos materiales con los que trabajaba, como el hierro, la tierra, la piedra o el papel y cómo fue acercándose y alejándose de ellos en varias épocas de su trayectoria artística.

"La exposición habla de la luz física y de las luces que iluminaban a mi padre las distintas culturas", explica el hijo del artista, que ha dividido en tres partes la muestra tras una visita inicial que hizo hace meses al edificio, con el fin de adaptar las obras al espacio físico dónde se muestran.

En la primera planta del Muram estará el apartado dedicado a Grecia, en la que habrá una selección de las obras que Eduardo Chillida hizo inspirado en la "luz blanca propiamente dicha del Mediterráneo", y a la iluminación que le provocó en la mente al artista guipuzcoano el conocimiento de la culturas clásicas, como la ateniense o la minoica en sus visitas al British Museum, al Louvre y al mar Egeo.

Ignacio Chillida reseña que su padre se imbuyó tanto de esta cultura a mediados del siglo XX que "le empezó a hacer daño porque sentía que no hacía algo suyo", por lo que acometió su primera gran transformación, pasando del alabastro y la piedra clara a un regreso a sus raíces, al País Vasco, donde encontró "esa luz oscura del Atlántico", que vertebra la segunda planta de la muestra, titulada Negra.

En esta parte de la exposición, los visitantes podrán acercarse al Chillida de las esculturas con planchas macizas de acero que, "a pesar de su peso físico, parecen levitar", continúa el comisario, quien agrega que su padre consiguió transmitir esa sensación de levedad "por su enorme respeto a la naturaleza y a pensar que podía transformarla a través de los materiales hasta unos límites, sin ir más allá".

"Él luchaba contra Newton y su ley", asegura Ignacio Chillida para concretar que el artista trabajaba con estructuras macizas porque los espacios debían ser visibles para que las personas pudieran atravesarlos.

Finalmente, el recorrido acaba en el tercer piso con Materializaciones, en la que hay un total de 32 pequeñas piezas de madera, tierra, papel y yeso destinadas a mostrar cómo era el método de trabajo del escultor guipuzcoano, que trabajaba en las dos plantas de su casa, la superior destinada al estudio y la inferior, en la que ubicó su taller.

Ignacio Chillida asegura que su padre consiguió el reconocimiento y que su obra esté en un gran número de países porque "fue absolutamente rígido y estricto con él y no cedía en sus principios".

Antes de la exposición realizada ex profeso para el Muram, que cerrará el próximo mes de agosto, Chillida protagonizó la exposición inaugural de la Capitalidad Cultural Europea de Wroclaw (Polonia) en 2016, que fue mucho más "oscura" que la que ha preparado para la ciudad portuaria.

Ignacio Chillida ha adelantado que el próximo mes de junio se abrirá otra muestra "más sencilla" en el Museo de la Siderurgia de Sabero (León), mientras que en 2017 ya se ha cerrado una exposición en Estados Unidos.

Finalmente, señala que siguen en marcha las negociaciones con el Gobierno vasco para que se reabra Chillida-Leku, cerrado en 2011, aunque no ha querido dar ningún detalle más para mantener la discreción en las conversaciones con la consejería de Cultura y la Diputación Foral de Guipúzcoa.