El uso que Mariano González Beltrán hace del viento para definir el movimiento y volumen de sus esculturas es el hilo conductor de la exposición que el escultor murciano inauguró ayer en la galería principal del Real Casino de Murcia. La mujer, la maternidad, la vida, la memoria y la infancia son los temas de las piezas que podrán contemplar los espectadores en Memoria del viento hasta el próximo 12 de junio.

Maternidades y canasteras, nacidas de los recuerdos de su infancia cuando iba a bañarse al río Segura, ocupan un lugar central de esta muestra, al igual que le han acompañado durante toda su producción escultórica y a las que, como recuerdan en el catálogo, «regresa una y otra vez, como a la memoria de la infancia, arropadas por la expresiva presencia del viento». Como dice el escultor murciano para la revista del Real Casino, «procuro que a mi obra la desnude el viento, siempre doy un golpe de viento que lleve la ropa a un segundo plano».

Pero en esta exposición también ha tenido en cuenta la luz, por la manera en que determina la forma y el volumen de las figuras y aporta fuerza a las maternidades. Recuerda el escritor y crítico de arte Miguel Ángel Hernández que «en estas mujeres está condensado todo lo que es importante para González Beltrán: el juego, la infancia, el sueño, la pureza, la esperanza, el vuelo... y, sobre todo, la madre». Todo lo que es importante para este creador, que reconoce haber sido escultor desde que nació. «Me recuerdo tocando el barro desde siempre».