El escritor Francisco de Paula Fernández, conocido por el pseudónimo de Blue Jeans, hablará hoy sobre su trayectoria y de su éxito entre los jóvenes lectores, que fue reconocido con el Cervantes Chico en 2013. El autor inició su andadura con Canciones para Paula, cuyos primeros capítulos escribió en su blog personal. El amplio seguimiento le llevó a firmar por la editorial Everest y más tarde por Planeta, editorial que ha publicado la serie El club de los incomprendidos. En diciembre de 2014 se estrenó en España la primera película del mismo nombre, dirigida por Carlos Sedes. El pasado año publicó su última novela, Algo tan sencillo como tuitear te quiero, ambientada esta vez en la universidad.

¿Sabía que un día se convertiría en un auténtico fenómeno literario?

No, ni siquiera entraba en mis planes el terminar mi primera novela. Todo empezó en un fotolog, para saber si servía realmente o no para escribir, si podía gustarle a alguien porque yo venía de un rechazo. Varias editoriales me habían rechazado una novela. Cuando estaba escribiendo Canciones para Paula [su primera novela, publicada en 2009] recuerdo que lo dejé. Era verano de 2008, y fue gracias al apoyo que tuve en las redes sociales por lo que continué. Para mí era impensable publicar un libro y todo lo que ha venido después está fuera de cualquier sueño que pude tener.

¿Siente cierto vértigo cuando echa la mirada atrás?

Intento llevarlo con la mayor tranquilidad posible y no despegar los pies del suelo, porque los premios y las cifras de venta pueden hacer que la cabeza se te vaya. Esto conlleva mucho trabajo, cada libro es una historia nueva, no solo es escribir, también están las giras, presentaciones, firmas de hasta once horas, redes sociales, viajes a Latinoamérica... Mi trabajo son prácticamente 24 horas diarias los siete días de la semana. Tengo que estar muy pendiente de lo que hago para mantenerme donde estoy.

Ha comentado que en sus inicios no sabía si servía para la literatura.¿Cómo lo descubrió?

Los que te eligen son los lectores y las editoriales. A mí me gusta escribir desde pequeño. Uno puede intentar dedicarse a esto pero si no tiene el respaldo editorial y del lector, es imposible. Para vivir de esto se requiere esfuerzo. En mi caso, por el tipo de literatura que hago, tengo que estar muy al día de lo que viven los adolescentes e intentar que los libros sean lo más actuales y accesibles posibles a ellos; que con los temas que trato cada lector pueda sentirse identificado con alguno de los personajes o las circunstancias de las que hablo. Para mí escribir era mi mayor pasión, pero no supe que servía hasta que una editorial apostó por mí y sobre todo hasta que los lectores, la gente que me seguía en internet, empezaron a decir que les gustaba lo que hacía.

¿Escribir para adolescentes le hace sentirse más joven?

Te hace sobre todo estar pendiente de todo lo que escuchan, de todo lo que ven... Necesito escuchar las canciones de One Direction, saber quiénes son Sweet California y Auryn, ver teleseries como Pequeñas mentirosas y El barco, cuando yo soy más de U2, Coldplay, de otro tipo de series y de las novelas de misterio. Tengo que estar constantemente informado del mundo adolescente y juvenil y realmente sí, me hace rejuvenecer y me mantiene vivo. Me llevo muy bien con los jóvenes e intento entenderlos.

¿Qué satisfacciones le reporta el género de la novela a la hora de conectar con los jóvenes?

Este tipo de libros son divertidos de escribir. Yo me divierto mucho. Son novelas ágiles, frescas; los capítulos son cortos y el lenguaje, sencillo. Al principio intenté escribir novelas de misterio, fue lo que me rechazaron, y creo que si hubiera conseguido algo con aquello no hubiera sido tan bueno como lo que he vivido con la novela juvenil. Este lector es tan entregado, fiel y a la vez tan exigente... Se dice que los jóvenes se conforman pero en realidad son muy exigentes. Si no les gusta algo te lo dicen: «Me ha gustado más el anterior libro», «esto no me ha gustado», «tienes un fallo»... No perdonan una, y me parece bien porque el autor tiene que estar a la altura de su lector.

¿Fue frustrante, le enrabietó el portazo de las editoriales?

Estuve dos año documentándome con una novela, mi familia la leyó y le encantó y cuando fueron llegando las cartas de rechazo me fui yendo abajo por 30.000 motivos. Con el tiempo lo he comprendido. Cuando estás dentro del mundo editorial te das cuenta de que somos muchos y las editoriales no son tantas, y que hay unas exigencias y que no es fácil publicar un libro. A mí ese palo a tiempo me vino bien porque he podido saborear mejor lo que después ha llegado. Nadie me ha regalado nada, no tengo padrinos en este mundo y empecé desde el cero más absoluto. Ahora tengo una novela por ahí y me han ofrecido publicarla, y ahora he sido yo el que ha dicho que de momento hay que estar tranquilos.

Eso suena a venganza.

No, no, se trata de dar el paso adecuado. Creo que en estos seis o siete años que llevo con los libros juveniles he dado siempre el paso adecuado. Canciones para Paula, luego el salto a Planeta, la trilogía, la película, la novela universitaria... He ido paso a paso. Con una novela de misterio despistaría al lector. Mejor terminar una etapa para empezar otra con adultos. No sé cuando se dará y si se hará ese paso. Si me equivoco, no hay marcha atrás. El mundo de la literatura es tan exigente que un error puede tirar por tierra todo el trabajo que has hecho durante tantos años.

Usted, al final, pudo publicar pero cuántos escritores se quedan en el camino...

No hay espacio para todo el mundo, a pesar de que el año pasado se publicaron unos 93.000 libros en España. Es complicado. Los libros de las mesas de novedades duran quince días, el sector está en crisis y a veces tiran más de otra cosa... lo que ha pasado con Belén Esteban o ahora con los youtubers, saben que van a vender y las editoriales necesitan gente que venda libros. Es un mundo tan complejo que a veces necesitas un poquito de suerte. Con Canciones para Paula me equivoqué y mandé el manuscrito a Recursos Humanos. Ahí lo cogió una chica que acababa de llegar a la empresa y fue la que se encargó de moverlo e insistió para que se publicara el libro. Si esa chica no hubiera estado en ese momento a lo mejor yo estaría en mi casa buscando trabajo.