Los paisajes del Mar Menor, que Enrique Nieto ha pintado «casi obsesivamente», los del interior, del Noroeste y del Campo de Cartagena, entre otros, viajan a Madrid de la mano de la Fundación Cajamurcia, que el próximo martes inaugura una exposición del autor cartagenero en el Aula de Cultura de la capital.

Paisajes es una exposición de treinta cuadros, la mayoría óleos y alguna acuarela, en los que Nieto (Cartagena, 1943) recorre la Región, «sin grandes referencias localistas», porque lo hace a través de sus mares, sus montañas, sus vientos y sus cielos.

«El punto de referencia es la luz», explica el pintor, capaz de sacar de su paleta los colores hasta de los vientos. «Lo cambian todo, el mistral, el viento del norte, todo lo hace limpio e intenso; el lebeche nos trae el calor y la arena en suspensión que lo vuelve todo amarillo con ese aire caliente casi insoportable, mientras que el jaloque es el aire fresco, de cielos azules y pequeñas nubes blancas», enumera Nieto, quien no se olvida del levante y los grises que anuncian la tormenta.

Porque el pintor cartagenero aprovecha la riqueza de color de Murcia, a pesar de ser «una tierra árida, en la que apenas encuentras una flor perdida», y en la que hay que saber descubrir «los matices en las tierras». Explica, por ejemplo, cuando descubre en la Sierra de La Unión «una mancha de ocre puro tras la lluvia». Unos matices que le sirven para haber dedicado su vida a ellos, quizás porque, como dice el catedrático Germán Ramallo en uno de los textos del catálogo de Paisajes, «nuestra auténtica verdad es la tierra desnuda» y, porque, como añade, sólo necesita Nieto para realizar sus cuadros los cuatro elementos del Universo: tierra, aire, agua y fuego.

Pintor «matérico» -dice Ramallo que sus cielos parecen esculpidos más que pintados-, destacan los críticos sus trazos de líneas maestras, su depurada técnica y la unidad fresca y espontánea de sus lienzos, que acercan, como enumera José María Rubio Paredes, «agitación, turbulencia y vida luminosa; alegría positiva y serena».

En esta selección de cuadros expuestos en Madrid hay algo de Enrique Nieto. «Todo el que pinta sinceramente se refleja a sí mismo; cuando llevas tantos años, descubres que cada época está marcada por algo», asegura el artista. «Ahora pinto con más color; será por la madurez -reflexiona-, que mi obra refleja un momento de serenidad».

Con uno u otro ánimo defiende Enrique Nieto «la pintura honrada» y no la que busca «el efectismo». «Yo he pintado lo que he sentido y en eso se basa la honradez; cuando sabes que ese cuadro lo puedes enseñar porque el que lo mira, independientemente de si le gusta o no, va a encontrar los valores que debe tener un cuadro». Y, así, sin «afán de engaño», vuelven a las salas de Madrid los paisajes de Enrique Nieto. «Una pintura directa, que sale del interior hacia los demás».