Por fin ya hay programa oficial para conmemorar el IV Centenario de la muerte de Miguel de Cervantes. ¿Está el programa a la altura del autor del Quijote, según usted, el éxito editorial sin parangón en la historia de las letras europeas?

¿Pero hay de verdad un programa oficial?

¿No me diga que no sabe que ha sido presentado recientemente?

Pues no tengo ni idea.

Pero si usted rechazó el nombramiento como presidente de la comisión para el IV centenario de Cervantes que le hizo el Consejo de Ministros. ¿Por qué no aceptó ese cargo para hacer las cosas como Dios manda?

Esa oferta se produjo en 2005 y para ser sincero, no tengo interés alguno en ocuparme de la gestión de nada.

Señor Rico, ¿qué nos falta para estar a la altura de los fastos ingleses por la conmemoración del fallecimiento de Shakespeare que coincide con el de Cervantes?

Nos falta cultura seria y nos sobra folclore jocoso. Está muy bien que en Esquivias se parodien las bodas de Miguel de Cervantes con Catalina de Salazar. Eso es bueno y meritorio, pero no es una actividad seria que redunde en mejor conocimiento de la obra de Cervantes y en mayor lectura del Quijote.

¿Quién ha sido literariamente más importante, en su opinión: Cervantes o Shakespeare?

Son entidades muy distintas. Cervantes era un prosista y un narrador. Shakespeare era un poeta y un psicólogo. Cervantes no necesita más que la complicidad del lector para ser entendido. Shakespeare necesita de actores y directores de escena para que se entiendan sus obras. Los dos fueron grandes genios a los que no se les puede comparar, solo señalar sus diferencias.

Y Shakespeare fue un admirador de Cervantes, ¿no?

Hasta el punto de que hizo una comedia perdida o conservada solo parcialmente inspirada en un episodio del Quijote.

Supongo que se refiere a las desventuras de Cardenio y Luscinda del Quijote y su influencia en Doble falsedad, una obra atribuida a Shakespeare y John Fletcher?

Sí. Cardenio es uno de los varios testimonios que reflejan la influencia de Cervantes en Shakespeare pero como no conservamos la obra de Shakespeare no podemos decir cómo influyó.

¿Hay alguna relación más entre estos dos genios contemporáneos, el novelista español y el dramaturgo inglés?

No parece. Hay una alusión en Shakespeare que pudiera reflejar una idea del Quijote. Se ha especulado con que Shakespeare formó parte de la expedición inglesa que estuvo en Valladolid con motivo de la visita del Príncipe de Gales, pero eso es pura fantasía.

¿Leyó entonces Shakespeare a Cervantes y la picaresca española?

En principio sí leyó de alguna forma el Quijote. Lo conoció de alguna forma. También hay una alusión posible al Lazarillo cuando Shakespeare habla de un muchacho ciego y un muchacho que le engaña, pero tampoco puede darse por seguro.

¿Es el tema de la locura un nexo que une a Cervantes y Shakespeare, como apuntan algunos expertos como Edwin Williamson, de la cátedra Alfonso XIII de Oxford, o Zenón Luis-Martínez, de la Universidad de Huelva?

El tema del loco estuvo muy de moda en la literatura de los siglos XVI y XVII. Las concomitancias no pasan de ahí. A los escritores les gustaban mucho los personajes desaforados.

¿Considera usted también al Quijote el mejor libro del mundo?

Hay muchos que así lo piensan, que el Quijote es la mejor novela jamás escrita, por encima de Proust, Dostoievski y Tolstoi, pero yo nunca he dicho tal cosa nunca. Es una tontería hablar del mejor libro del mundo.

¿Cómo es posible que un hombre como Cervantes con una vida tan azarosa y con tantos fracasos a sus espaldas en empeños menores haya sido capaz de escribir una novela tan genial?

Los buenos libros los escriben siempre autores maltratados, tristes y desencantados. Si están contentos no escriben nada. Cuando yo era director general de las Letras, para fomentar la producción lo que podía hacer era acostarme con la novia de un poeta, así este se sentía desencantado y escribía versos. Si el poeta está feliz y tiene dinero para escribir, el hombre estará feliz, se gastará el dinero y no escribirá ni un verso.

¿De dónde le venía la cultura a Cervantes para hacer una obra así de grandiosa?

Era un hombre representante de la cultura media del escritor, pero no de la cultura alta. Había leído a los autores italianos de moda, a algunos clásicos y sabía un poquito de latín, pero tenía una cultura media. De todas formas la cultura tampoco es muy buena para escribir.

¿Por qué?

Impone unos modelos que se admiran mucho y a los que uno se atiene mucho. Hay que ser un poco salvaje para escribir bien.

Dicen los grafólogos que han analizado su letra que se nota que a partir de la quinta línea Cervantes se deja llevar por la pasión?

No me fío nada de lo que dicen los grafólogos.

También dicen que tenía gran capacidad de resiliencia y una fuerte pulsión sexual. ¿Está usted de acuerdo?

Si resiliencia es ser un poco chaquetero, creo que Cervantes lo era porque se adaptaba muy bien a todas las circunstancias. Tenía mucho sentido de la realidad y si veía que no había salida ante alguna situación, seguro que sabía jugar sus cartas para salir airoso. Lo de la fuerte pulsión sexual es otra ocurrencia de los grafólogos, supongo.

¿Es cierto que no se respetó su deseo de escribir su apellido con b (Cerbantes)?

Él lo escribía con b, pero le daba lo mismo que lo escribiesen con v. En aquella época no existía una ortografía fija como en nuestros días. Mientras se entendiera lo que uno quería decir, todo valía.

¿Como hacen hoy los jóvenes con el whatsapp?

Hasta cierto punto. Antes tenían mucha más libertad en este aspecto que hoy con los mensajes de whatsapp.

¿Cómo estamos los españoles poniendo en valor una obra propia tan excepcional?

Poco y mal. Todo lo que no sea trabajar en serio sobre el texto para recuperar los originales de Cervantes, todo lo que no sea hacer versiones, adaptaciones y representaciones de sus obras dramáticas no pasa de ser folclore falso, tan falso como la búsqueda de los huesos de Cervantes. Todo lo que no sea favorecer la cultura literaria en un sentido amplio para enseñar a leer bien no deja de ser chascarrillo.

¿Qué objeción le pone a la búsqueda de los huesos de Cervantes?

Los huesos de Cervantes son imposibles de encontrar. Todo ese circo que se montó era una propaganda electoral de Esperanzita Aguirre. Pusieron una lápida en un sitio como la pudieron haber puesto en la Plaza de Cibeles.

¿Tiene algo contra Esperanza Aguirre?

A Esperanza Aguirre le dije yo que su tío Jaime Gil de Biedma, gran amigo mío, era poeta. Ella no lo sabía.

Dice usted que el Quijote ilustra un aspecto esencial de la condición humana: vivir contándonos historias sobre nosotros mismos. ¿No es esa la función del periodismo?

La función del periodismo es contar historias sobre los otros.

A propósito, ¿cuál es su crítica al periodismo de hoy?

Las noticias se dan mal, suponiendo que ya se conocen y se cuentan muy mal. Echo en falta buenas narraciones en los periódicos y buenas presentaciones que pueden ser breves. Las noticias hoy en día no se entienden.

¿Por qué le han decepcionado tanto los trending topic sobre Cervantes en las redes sociales?

Porque no son nada más que tonterías y memeces. No hay tópicos ni nada, solo hay tonterías.

¿Es que no ve más que idioteces en Twitter?

Pocas cosas sensatas he visto en Twitter, casi todo son memeces.

¿Cómo podríamos utilizar convenientemente internet para facilitar el acceso de la gente a la cultura?

Lo primero que hay que hacer es orientar a la gente, dirigirla sobre el uso de los materiales que ya están en la Red. Hay que enseñar a la gente a diferenciar entre lo que vale la pena y lo que es basura y para eso lo mejor es subrayar y potenciar lo bueno para que nadie se pierda en tonterías.

¿Cómo es el Cervantes que implícitamente se autorretrata en el Quijote aunque no hable de sí mismo?

Es un hombre irónico, observador, humano, comprensivo, distante pero también solidario y de muy buen humor. En el Quijote hay un retrato implícito y muy atractivo del autor.

¿Se parece usted en algo a Cervantes?

Como Cervantes, no tengo mano izquierda. No manejo muy bien la mano izquierda y lo reconozco.

Eso le habrá acarreado muchos problemas, ¿no?

Mi poca mano izquierda le trae problemas a los demás. A mí me la trae al fresco.

¿Qué le parece que sólo el 16,5 por ciento de los españoles sepa que don Quijote se llama en la vida real Alonso Quijano, según una reciente encuesta del CIS?

Me parece una proporción aceptable porque el porcentaje de los españoles que lee habitualmente es de menos del 16 por ciento. Aparte, para mi es dudoso si se llamaba Alonso Quijano o Alonso Quijana, las dos cosas pueden ser. En la primera parte Don Quijote no tiene nombre, es una ocurrencia de Cervantes de última hora que plasma en el último capítulo del libro. El Quijote de Avellaneda se llamaba Rodrigo.

Un 15,5 por ciento de los españoles lo consideran un libro aburrido. Trate de convencerlos de lo contrario.

Quiere decir que no lo han leído. Al que lee el Quijote no le puede parecer un libro aburrido. Es la negación de la evidencia.

Quizá el problema principal es que la mayoría de los españoles dicen que no lo han leído porque no les gusta la lectura.

Don Quijote, como casi ningún otro libro, vive dentro y fuera del libro. No hace falta haber leído el libro para saber muchas cosas del Quijote. Es un mito, como Don Juan Tenorio.

¿Dónde encuentra usted el parecido entre Pablo Iglesias y el Bachiller Sansón Carrasco?

Los dos tienen ideas pintorescas que acaban complicando las cosas. A mí la que me gusta es Tania Sánchez, que está muy rica. Sería Dorotea.

¿Qué personaje del Quijote le daría usted a Rajoy?

Está entre el capellán de los duques por su antipatía y Avellaneda.

¿Y a Pedro Sánchez?

Pedro Sánchez es el Quijote.

Cómo hombre nacido en Barcelona, ¿no le agrada que se haya llegado a defender la tesis de que el Quijote fue escrito en catalán?

He nacido en Barcelona, pero lo siento mucho, me siento de Valladolid. Me encanta esa tesis que dice porque demuestra que hasta el catalanismo más catalanista quisiera hacer suyo a Cervantes. Es falso, pero me encanta la idea.

¿Por qué llegó a Cervantes a partir de sus estudios sobre Petrarca?

Realmente llegué a Cervantes preocupándome por cómo se editaban los textos del siglo de oro que se nos han conservado solo a través de impresos. Descubrí cómo trabajaban las imprentas y me horroricé. Cortaban y añadían según las necesidades de llenar una página prefijada. Así fue como decidí entregarme a salvaguardar y reconstruir esos textos y llegué a Cervantes. Otra cosa es que mi autor sea Petrarca.

Señor Rico, ¿le agrada aparecer citado con su nombre y apellido en algunas novelas de Marías, Pérez Reverte o Cercas?

Son bromas entre amigos que me hacen gracia. Hay veces que me dicen que me llamo como el personaje de Marías. Me llaman de muchas formas y la que menos me disgusta es cuando se refieren a mí como el marido de Victoria Camps.

¿Es usted vanidoso?

A veces sí, pero creo también que soy bastante justo conmigo mismo.

¿Se siente satisfecho de lo que ha hecho?

Puedo dormir tranquilo aunque reconozco haber jodido a algunos, aunque creo que les jodí poco.