«El flamenco es pena y dolor, pero también alegría», según el bailaor Eduardo Guerrero, y las dos caras de ese arte llegan al Teatro Real, de Madrid, los próximos 7 y 8 de abril para mostrar el quejío minero y el bullicio vital de los antiguos puertos en 'Las Minas Puerto Flamenco'.

Será la parada en un escenario poco habitual para el flamenco de una gira que comenzó el pasado octubre en Málaga y que lleva a diez ganadores del Festival Internacional del Cante de Las Minas de La Unión (Murcia) por teatros de toda España antes de viajar en septiembre a Estados Unidos, México y Sudamérica.

Este espectáculo enseña el jondo gitano y el sufrimiento que llevó a la creación de los cantes mineros, han dicho algunos de sus protagonistas, pero sobre todo es un homenaje a los cantes de levante, a la vida de los puertos y a la llegada a España desde el otro lado del Atlántico de especias y oro, pero también de tanguillos, guajiras, habaneras o colombianas. Estos palos americanos, junto a las alegrías, bulerías, rondeñas, milongas o seguiriyas, entre otros muchos, son el menú principal de una hora y media de arte flamenco, con bailaores, cantaores, guitarristas, un percusionista y un flautista como narradores de amores y traiciones, de historias de piratas y marinos, y de los celos y reproches de pescadores locales. En conversación telefónica con el bailaor Eduardo Guerrero, ganador hace dos años del festival unionense, afirma convencido que el flamenco goza de buena salud y despierta cada día más devoción entre el público internacional, algo que debería remover conciencias a las instituciones para ayudar económicamente a artistas y grupos. En opinión del gaditano, que presenta hasta mañana en el Opera House, de Miami (Estados Unidos), su espectáculo El desplante, con el que irá de gira después por México, uno de los mayores atractivos de 'Las Minas Puerto Flamenco' está en la mezcla de estilos de los propios protagonistas, porque «sólo la perfección de la técnica y la rectitud de la academia» pueden llegar a «restar magia» a una obra.

En los mismos términos habla la cordobesa Yolanda Osuna, quien afirma que el acierto del flamenco está en «haber sabido llegar a todos los públicos uniendo la técnica de gente como Eduardo Guerrero con la alegría y el desparpajo de un artista como Amador Rojas, que es galáctico», según define al tercer bailaor de este grupo. Osuna también lamenta el escaso apoyo a la creación artística y dice que la crisis se ha llevado por delante a la mayoría de los grupos y ha obligado a los artistas a trabajar en solitario. La voz de 'Las Minas Puerto Flamenco', Gema Jiménez, que ganó en 2005 la Lámpara Minera del festival unionense, es una de las seis recién licenciadas en Flamencología del Conservatorio Superior de Jaén, el único en España que ofrece estos estudios: «Precisamente la incertidumbre económica obliga a estar más preparados y tener algo a lo que agarrarnos», dice.