El realizador iraquí Abbas Fahdel ganó con su documental Homeland (Iraq, año cero), de 6 horas de duración, el premio al mejor largometraje del séptimo Festival Internacional de Cine Ibn Arabí de Murcia (IBAFF), tal y como destacó ayer la organización durante la gala celebrada en el Teatro Circo.

«Es una película sobre la guerra, pero ante todo sobre la vida», destaca el jurado, que concedió además una mención especial a The Iron Ministry, del estadounidense J. P. Sniadecki, y el premio al mejor cortometraje a Tres corderos, del canario David Pantaleón.

El jurado compuesto por Pedro Ortuño, Gonzalo Ballester, Abraham Hurtado, Khristine Gillard, Kevin Senant y Valentine Siboni, destacó del mejor largo que «nos introduce dentro de la vida, con el ritmo propio y verdadero de la real».

«Sutilmente, pacientemente, sumergiéndonos en una experiencia física, nos adentra en una historia que poco a poco deja de ser la de otros para convertirse en la nuestra, que no solo nos habla sobre el pasado, sino que además está íntimamente conectada con nuestro mundo actual», añadió, para culminar sus elogios calificándola de «imprescindible documento de inmenso valor, parte de la historia de un país, pero también de la humanidad».

El jurado popular otorgó sus premios al largo Muros, de Pablo Iraburu y Migueltxo Molina, y al corto francés Fils du loup (Hijos del lobo), de Lola Quivoron, mientras que el joven premió el corto La propina, de Esteban Crespo. Muros plasma la idea de un mundo cada vez más dividido por barreras, acercándose a las personas que viven a uno u otro lado y construyendo el relato íntimo de sus vidas, para mostrar con un profundo sentido de humanidad que todos compartimos similares sueños, miedos, pensamientos y emociones. El premio En Construcción fue otorgado este año a la experimentadora belga Khristine Gillard, que gracias a la beca concedida ha podido continuar investigando sobre las relaciones entre los humanos y su entorno y ha realizado para el festival una instalación. El Festival Internacional de Cine de Cartagena mereció el premio Arrebato en reconocimiento a «una evolución constante y un firme interés por descubrir al público las nuevas cinematografías».

Por último, Pere Portabella recibió el Premio Honorífico de esta edición destacando el «carácter abierto e inclusivo del festival en base a propiciar encuentros entre el público, los creadores y directores de diferentes partes del mundo con una gran capacidad de participación que avalan la proyección de películas procedentes de más de veinte países de distintos continentes». Se han proyectado más de medio centenar de películas procedentes de España, Bélgica, Camboya, Iraq, Irán, Alemania, Brasil, Austria, China, Reino Unido y Lituania, entre casi una veintena dpaíses.