Después de representar por todo el mundo cuentos clásicos con sus inseparables marionetas y ganar en multitud de festivales infinidad de premios, la compañía murciana Los Claveles da un pequeño giro y el próximo domingo estrena un nuevo montaje, Tulugak, un cuento inuit, en coproducción con Teatros de Murcia -el TCM y el Romea-. «Nos sedujo el argumento, aunque se aleje más de las historias de la cultura occidental», explica Aniceto Roca, la 'mitad' de Los Claveles junto a Paca García.

Tulugak narra la historia, a través de la manipulación de títeres a la vista, de un cuervo que es devorado por una ballena. En su interior se encuentra una limpia y cómoda casita llena de luz y calor, donde habita una mujer joven que sostiene un reluciente farol y pide al cuervo que no lo toque. Pero su curiosidad puede más y, al tocarlo, su llama se apaga y la joven muere. La mujer era el alma de la ballena y el farol, su corazón. «Hemos trabajado mucho esta historia -explica Roca- para contarla paso a paso a los más pequeños y que sea muy amena, no te puedes presentar ante el público infantil con 'un ladrillo', porque nuestro principal objetivo es que el público lo pase bien».

Y es que Los Claveles se enfrenta en cada representación «al público más sincero». Será por eso que, tras más de treinta años de trayectoria como compañía, Aniceto Roca confiesta que están «profundamente nerviosos». «Hemos hecho una apuesta muy grande con esta obra, teníamos la necesidad de cambiar y queremos llenar el teatro, porque es nuestra razón de ser», explica este 'geppetto', como se autodefinen Roca y García, ya que crean sus propias marionetas.

«Hacemos varias maquetas hasta que damos con el diseño que nos gusta, porque una marioneta tiene que significar muchas cosas, como en el caso del alma, que nos salió muy triste al principio, pero después conseguimos que representara el corazón y la fuerza de este personaje», recuerda el manipulador.

Agradecidos con la labor de César Oliva y Juan Pablo Soler, responsables de los teatros de Murcia por esta oportunidad de estrenar en el TCM, Roca y García son fieles a los festivales de títeres que se celebran tanto en España como en el extranjero. El pasado año estuvieron en San Petersburgo y Santo Domingo con Los siete cabritillos, donde los pequeños espectadores «alucinaron». «Los festivales son importantísimos, primero para crear industria, porque la cultura genera riqueza, pero también porque dejan en los niños una base cultural muy necesaria; los niños se aficionan a ir al teatro, pero para ello es necesario que lo tengan en cuenta los programadores y, sobre todo, los padres, que no consideren que es más fácil 'enchufarles' delante del videojuego», demanda Roca. Porque -lleva décadas viéndolo-, «los niños disfrutan con los títeres; en cualquier parte del mundo en la que hayamos actuado hemos descubierto que al ser humano, al menos de niños, nos conmueven las mismas cosas, comas lo que comas, o reces lo que reces». Por esta razón anima a ver Tulugak, «es una apuesta divertida y diferente; los niños y los adultos lo pasarán bien y, sobre todo, aprenderán muchas cosas».