Decíamos ayer -en septiembre de 2015- que el profesor David López Sandoval (Córdoba, 1975) había ganado el premio Fray Luis de León y que sintió «una potentísima sensación de incredulidad» cuando le llamaron de Castilla La Vieja para comunicárselo. Quedó primero en la categoría de poesía de estos prestigiosos galardones internacionales que nacieron en el año 1966 auspiciados por lo que luego se llamaría la consejería de Cultura y Turismo de la Junta de Castilla y León. Además de la dotación económica -12.000 euros-, la obra que López Sandoval presentó al concurso, El viaje heroico, será editada.

Este profesor de Lengua y Literatura en el instituto Los Cantos de Bullas viajó el pasado viernes hasta el monasterio de Nuestra Señora de Prado, en Valladolid, para recoger el premio junto al resto de galardonados en las categorías de teatro, ensayo y narrativa. «Conocí a los miembros del jurado, que alabaron las obras ganadoras -como no podía ser menos-, y nos regalaron los oídos a todos», dice López Sandoval, quien suele ser bastante escéptico con esto de los concursos.

«Siempre he creído que, al igual que en la lotería, les toca a los demás», expresa. Sin embargo, la sensación que ha extraído el profesor y poeta de los premios Fray Luis de León ha sido la de «un certamen ´limpio´, cuyos organizadores han mantenido contra viento y marea la altísima dotación porque creen en lo que hacen a pesar de la larga crisis», en palabras del galardonado. Entre los miembros del jurado se hallaban los premios Fray Luis de León 1997; el escritor y director del Diario de León, Joaquín Sánchez Torné, y el poeta y director de El Norte de Castilla, Carlos Aganzo, entre otros. Entregó los galardones la directora general de Políticas Culturales, Mar Sancho, bajo la arquitectura monacal de Nuestra Señora de Prado, en la que nuestro paisano David López Sandoval quizá rememoró aquellos versos bucólicos -¡Qué descansada vida?! de Fray Luis de León-, que recita cada curso a sus alumnos en el instituto bullense. Ahora, el poeta renacentista será además un feliz y prestigioso epígrafe en la biografía de David L. S.