A diferencia de otros compañeros de generación, Tachenko nunca ha disfrutado de una popularidad exagerada, pero sigue contando con sus fieles de toda la vida. Los maños destacan por su falta de pose, por la elegancia que surge de la naturalidad. El tandem formado por Sergio Vinadé y Sebas Puente se afianza en el pódium del pop patrio con su sexto disco.

¿Qué significado le dais a El comportamiento privado?

Era un título que Sebas tenía guardado desde hace tiempo. Lo tenía en la nevera; cuando me lo comentó me gustó y consideramos que éste era el momento oportuno para sacarlo a la luz. Hace referencia a nuestra manera de encarar la vida, a nuestro día a día, que es un tanto peculiar.

Tachenko, después de más de diez años de carrera y seis álbumes, ¿está en su mejor momento? ¿Habéis firmado un pacto con el diablo?

Que nosotros recordemos, no hemos firmado nada con él. Que nosotros recordemos... ¡Pero igual sí! En Murcia podríamos haberlo hecho perfectamente, ahora que lo dices.

El amor y las mayorías era un disco más indignado. ¿Cuál es la línea argumental de El comportamiento privado? ¿Hay algo más de optimismo?

La indignación ante ciertos aspectos cotidianos sigue siendo la misma... Lo que pasa es que, en el anterior disco, vimos que se atendía más a esas pinceladas sobre la realidad que a las canciones en sí; y quisimos volver a nuestra línea habitual, a nuestras particularidades. Pero eso no quiere decir que, en nuestro día a día, no estemos muy pendientes de lo que ocurre en nuestro entorno, y que hagamos lo posible para cambiarlo.

Los festivales de la fe tiene un ligero aroma psicodélico que me recuerda a grupos de los 60 españoles, incluso a los Love de Arthur Lee. ¿Qué o quiénes han inspirado las líneas del álbum?

Nos parece una comparación maravillosa, es uno de nuestros artistas de cabecera... La psicodelia siempre se ha colado en muchas de nuestras canciones... Y tantas otras vertientes del pop bien entendido, desde los sesenta hasta hoy.

Habeis pasado de El amor y las mayorías, algo como muy general, a El comportamiento privado, un título más personal. ¿Qué os ha empujado a dar ese paso?

Lo que te comentaba antes: nos queríamos centrar en una línea más intimista, nos lo pedía el cuerpo, pero el punto de vista desde el que se trataban los temas en El amor y las mayorías era también muy personal, así que no existe tanta diferencia, en realidad.

¿Habéis experimentado más?

Hemos tenido más tiempo para grabar, para hacer y deshacer las canciones, para probar sonidos nuevos. Sí, es un disco más elaborado: lo de dos guitarras, bajo, batería y dos voces con coros ya nos lo sabemos de memoria; pero necesitábamos algo más.

¿Las letras son ahora menos crípticas que al principio? ¿Habéis vencido la timidez?

Creo que Sebas ha cogido bastante seguridad en estos años. Pero, por otra parte, está bien que mantenga cierto cripticismo: hay que mantener el misterio.

Lo que está claro es que el sonido de Tachenko es reconocible. ¿Cuáles son las claves?

Mantenernos alejados de las modas en todo momento: así, hay veces que nos va mejor, y veces que nos va peor, pero la rueda sigue girando y siempre nos pilla siendo nosotros mismos.

¿Lo de la «constante búsqueda de la canción de pop perfecta» es un guiño a Brian Wilson?

Es una frase que dijimos en alguna entrevista, por decir algo, tampoco somos tan pretenciosos... Pero el contemplar esa búsqueda como un fin en sí mismo (ya que la perfección, evidentemente, no se nos ocurre plantearla), es una buena definición.

Estilo internacional («esto no está de moda, puedes ponerlo en tu titular») ¿lo podemos considerar una declaración de intenciones o ya está en Declaración universal?

¡Así es! Lo que hablamos: nosotros, a nuestra bola. Lo que no quita para que estemos al tanto de lo que sucede, y de que estemos atentos a las tendencias; siempre es interesante ver por dónde van los tiros, desde una prudente distancia. Y siempre se puede aprender y coger cosas de aquí y allá, si las pasas luego por tu filtro.

¿Los que dicen que hacer pop es fácil están equivocados? ¿Os sentís una banda reconocida?

Sí, sí que nos sentimos reconocidos... El hecho de poder ir a tocar a cualquier ciudad y saber que va a haber gente respondiendo es una satisfacción, no es fácil llegar a ese punto, y mantenerse. A partir de ahí, que venga más o menos gente es otra cosa, pero no nos podemos quejar. No es nuestro estilo...

¿Cómo definiríais los actuales conciertos de Tachenko?

Tocamos mucho mejor que al principio, hemos ensayado muchísimo... Nos gusta disfrutar en los conciertos, y si no llegas a dominar lo que estás haciendo, eso no es posible... Hay que tenerlo todo más o menos controlado, y si en la primera canción ves que todo funciona, el resto rueda solo. Ese rodaje se nota en los últimos conciertos: ¡tenéis que verlo!