A pesar de que cuando comenzó su tesis doctoral no conocía al personaje motivo de su estudio, años después, Nuria Blanco Álvarez no duda en reivindicar la figura de Manuel Fernández Caballero como uno de los grandes compositores de la historia de nuestro país. Licenciada en Historia y Ciencias de la Música, ahora ya doctora, la asturiana defendió el pasado mes de diciembre en la Universidad de Oviedo la tesis El compositor Manuel Fernández Caballero (1835-1906) con la que obtuvo Sobresaliente Cum Laude con propuesta para el Premio Extraordinario de Doctorado.

Blanco Álvarez, bajo la dirección de la doctora María Encina Cortizo, ha realizado el que es, asegura, el primer catálogo de la obra del músico murciano, con 259 entradas, entre las que destacan, además de las conocidas zarzuelas, composiciones fuera del ámbito lírico, con 44 canciones, 16 obras de música religiosa y otras tantas de música instrumental, de las que hasta ahora no había nada publicado.

Fernández Caballero (Murcia, 1835/Madrid, 1906) fue una de las figuras más relevantes del teatro lírico español de la segunda mitad del siglo XIX. Zarzuelas como La marsellesa, Chateau Margaux, La viejecita, El dúo de la africana y Gigantes y cabezudos hicieron que gozara del reconocimiento de público y crítica.

«Fue un profesor de la Universidad Complutense de Madrid, Víctor Sánchez, quien me aconsejó estudiar la obra de Fernández Caballero y hasta entonces no conocía nada de él», confiesa Blanco Álvarez, quien ahora destaca del autor murciano «su inspiración inagotable». «Escribió 184 zarzuelas, 34 de ellas estaban sin documentar, y puede que no sorprenda, pero si lo comparamos con otros compositores es un corpus increíble; Emilio Arrieta compuso unas cincuenta y Tomás Bretón, por ejemplo, 45».

La autora de la tesis destaca además el hecho de haber podido documentar canciones y composiciones fuera del género lírico que estaban prácticamente en el olvido. Muchas de ellas eran partituras para letras de escritores y poetas murcianos, como Antonio Arnau, Miguel Rubio o Antonio Osete. «La primera partitura hallada es una canción con texto de Arnau que Caballero compuso cuando tenía 17 años; no quiere decir que fuera su primera composición, pero sí refleja que comenzó muy joven», reflexiona Blanco.

Para llegar hasta los 259 títulos, la musicóloga asturiana pasó años documentándose. «Había listados, pero muy incompletos, tuve que repasar la prensa día a día de más de 50 años para localizar cuándo se estrenó cada obra, los personajes y primeros intérpretes en el caso de las zarzuelas, y qué decían de ellas las críticas; posteriormente, localicé los libretos y las partituras». «Para acceder a algunos documentos estuve en una lista de espera de años, aunque para otras el acceso fue más fácil», recuerda la musicóloga.

Así, además del catálogo, Blanco Álvarez estudia en su tesis la labor compositiva de Fernández Caballero, la recepción de los estrenos a través de la crítica de la época y realiza una extensa biografía para contextualizar su trabajo dentro de su trayectoria vital.

«Era un personaje muy querido y reconocido que apoyaba a la gente joven, a la que daba oportunidades», recalca la investigadora asturiana.

«He encontrado -añade- muy pocas polémicas en la prensa, excepto cuando estrenó La marsellesa en 1876, pero no era por él, sino porque muchos vieron detrás connotaciones políticas; claro que tuvo algún fracaso, pero la mayoría de sus obras fueron un gran éxito».

Por esta razón, Blanco Álvarez reivindica la puesta en valor, y en escena, de las obras de Fernández Caballero. «Obras como Los sobrinos del Capitán Grant (1877) eran un montaje habitual en Navidad, y es una obra preciosa que ya no se repone», lamenta. «Muchas otras obras, no sólo de Fernández Caballero sino otras zarzuelas del siglo XIX, se están perdiendo», insiste.

«Entiendo que, por razones económicas, no se puedan llevar a cabo grandes montajes, pero sí se podrían ir recuperando las canciones; algunas de ellas están en discos de pizarra, pero un recital de sus obras a voz y piano sería muy sencillo», lanza Blanco para quien quiera tomar la iniciativa y recuperar este patrimonio. «Hay tanta música para poner en escena que es una pena que caiga en el olvido».

La autora se ha puesto además en contacto con la Real Academia de Bellas Artes de Murcia, que ya había cerrado los actos de conmemoración del 110 aniversario del fallecimiento de Fernández Caballero. De momento, Blanco Álvarez tiene previsto presentar su tesis en Madrid y estaría «encantada» de dar a conocer, tanto en Murcia como en otras ciudades, la importancia de un compositor con tal inspiración, que aun ciego, como recuerda la musicóloga, no dejó de componer.