Jordi Sierra i Fabra, con la novela El aprendiz de brujo y Los Invisibles, ha ganado por su parte el XXIV Premio Edebé de Literatura Infantil. El escritor barcelonés ha presentado una inquietante novela, de atmósfera gótica, a partir de un elixir que devuelve la vida a los muertos, «un artefacto de relojería», según el miembro del jurado Toni Iturbe, quien añadió que es también «una obra muy bien hecha técnicamente, aunque tiene sus riesgos en el contenido, porque hablar para niños del paso de la vida a la muerte no es fácil». Sierra i Fabra, que es la tercera vez que gana uno de los premios Edebé, señaló que este relato, en el que un aprendiz de brujo revive por error a un niño, lo escribió en apenas seis días y sin guión previo, «salió por sí solo», aunque, si puede hacerlo de esta manera, es porque detrás cuenta con una trayectoria de sesenta años. En este punto, rememoró que la novela la ha tenido guardada en un cajón durante tres años hasta que un día decidió que «tenía gracia» y la envió al premio Edebé, que ganó por primera vez hace 22 años con Aydin, un texto que se sigue vendiendo.

«¿Por qué he vuelto al premio?», se preguntó él mismo, para responder a continuación que confía en la editorial, que hace diez años también lo distinguió en el apartado juvenil por Llamando a las puertas del cielo. En esta ocasión, sin embargo, ha querido dejar claro que, aunque el libro contiene su marca, es muy diferente a otros que ha escrito, especialmente porque nunca antes había trazado este tipo de personajes. efe