El Centro Dramático Nacional y Lazona (Madrid) presentan La piedra oscura, obra de Alberto Conejero dirigida por Pablo Messiez. Se trata de una vibrante pieza sobre la memoria como espacio de justicia y también sobre la necesidad de redención. Un texto en el que se aúnan tensión dramática y pulso poético para levantar interrogantes sobre la naturalización de nuestro pasado más reciente y el destino de los olvidados en las cunetas de la Historia.

La obra trasncurre en una habitación en la que se encuentran dos desconocidos, el moribundo Rafael (Daniel Grao) y el joven Sebastián (Nacho Sánchez), obligados a compartir horas terribles. La obra está inspirada en la vida de Rafael Rodríguez Rapún, secretario de la Barraca «y compañero de vida de Federico García Lorca, una de las figuras más importantes de la literatura, durante los tres últimos años de su vida», recordó el autor durante la presentación de la obra.

«No he pretendido hablar de García Lorca y no se trata de un homenaje a García Lorca, no osaría a ello. Habla de ausencias y la primera gran ausencia es la de Federico», señaló Conejero y puntualizó que tampoco es una obra sobre la Guerra Civil «aunque transcurre durante la Guerra Civil».

El texto, que juega entre la realidad y la ficción, tiene dos momentos de escritura. Uno es más dilatado, y tiene que ver con episodios de la historia, con una indagación sobre los que quedaron en los márgenes de la foto oficial de la historia, «aquellos que fueron devorados por el tiempo y el olvido».

Uno de los motivos que llevaron a Alberto Conejero a acercarse a Rodríguez Rapún fue el hecho de que, siendo una persona tan importante en la vida de García Lorca, «solo hay tres páginas escritas sobre él».

El título de La piedra oscura responde a una obra desaparecida de García Lorca que inicialmente se llamaba La bola negra. En un texto lleno de ausencias, al elegir este título «he querido reflejar la ausencia de una obra que ya no está», según el autor de una obra «dura pero que contiene un mandato de esperanza y confianza en el hombre».

«Espero que La piedra oscura encuentre cuanto antes su lugar en los escenarios teatrales porque su mensaje es necesario en una España donde, vergonzosamente, todavía yacen en cunetas más de 100.000 víctimas del fascismo», ha escrito el hispanista Ian Gibson sobre esta obra.