El violinista armenio celebra sus tres lustros viviendo en España con 16, con el que además agradece al público su apoyo en los más de 4.000 conciertos por el país. Acompañado de un gran número de músicos, Malikian volverá a acercar la música clásica, y también el rock.

Tras 15 años en España, ¿se siente identificado con la cultura de este país?

Me siento a gusto aquí. Antes de llegar a España viajé mucho, viví en muchos lugares. En este país llevo ya 15 años y mientas no me echen pienso quedarme. También vivo en España por el jamón ibérico. No tenía otras razones particulares, ni por trabajo ni por haber conocido a nadie.

¿Se va a dedicar a la composición?

Es algo a lo que le estoy dedicando más tiempo en el último año. Lo hago a mi medida, para mis conciertos. Me divierte y lo puedo compaginar con las actuaciones.

Usted, que ha viajado tanto, ¿cómo ve la crisis de los refugiados?

Vivimos un momento dramático. Por desgracia ha habido que esperar a la imagen del niño en la playa para que la opinión pública se interese por ellos. El problema de los sirios existe desde hace 3 o 4 años. Mejor tarde que nunca pero ya llevan tiempo huyendo, escapando de la muerte. La guerra civil es tremenda, no se puede confiar en los vecinos ni en los hermanos.

Volviendo a su música, en sus conciertos se pueden escuchar composiciones de Bach al mismo tiempo que a los Radiohead...

A los compositores de música clásica siempre se les ha considerado como genios: Bach, Mozart, Beethoven... Hoy también existen genios, trabajan en el rock y el pop. Se pueden alternar todas las músicas, de Vivaldi a Björk, pasando por Paco de Lucía.

Ahora que nombra a Paco de Lucía, el flamenco supone otra de sus grandes pasiones musicales...

Al llegar a España descubrí el flamenco y me enamoré de esta música, me metí en grupos con guitarristas. No pretendo tocar flamenco, lo hago a mi manera. Si cuela soy feliz.

¿Al gran público le gusta el violín?

Creo que sí. La fama está en su parte clásica y académica. Tiene otra faceta presente en todas las músicas épicas y folclóricas del mundo, desde Sudamérica hasta Europa. En el jazz y el rock también está presente, es un instrumento muy travieso. El público ya no tiene miedo a escuchar un concierto de violín.

A los padres que quieren que sus hijos toquen un instrumento, ¿qué consejo les puede ofrecer?

Es una cuestión eterna. Mi padre me obligó a tocar muchas horas, a practicar. No podía ir a jugar con mis amigos. Le estoy agradecido por insistir tanto, el violín me ha hecho muy feliz, pero no sé si sería capaz de hacer lo mismo a mi hijo. La música tiene que ser un juego.