Hace ya diez años que tres jóvenes de Valladolid se unieron para formar Arizona Baby, una banda con una curiosa imagen de barbudos neofolk. Continúan la gira de Secret Fires , su tercer álbum, que les ha llevado a vivir un verano de triunfos en todos los grandes festivales, a la vez que celebran su aniversario reeditando Songs To Sing Along, su primer trabajo. El tema de escribir casi siempre recae en Javier Vielba, un tipo inquieto. El barbudo cantante y guitarrista contesta e ilustra esta entrevista.

Subterfuge ha reeditado Songs To Sing Along, el disco con que debutó Arizona Baby hace diez años. ¿Cómo lo juzgáis desde la perspectiva del presente?

Se trata de un cándido retrato de un momento muy particular en nuestra vida musical. Se grabó con medios muy escasos, y aún no teníamos ni una décima parte de la experiencia que tenemos ahora. Es como cuando ves una foto antigua tuya y te horroriza el peinado que llevabas, pero al mismo tiempo se la enseñas a todo el mundo porque también te hace gracia. Por eso no lo hemos remezclado ni remasterizado, preferíamos recuperarlo para el público tal y como se hizo en su día. Es un disco con muy buenas canciones y, aunque ahora lo podríamos grabar e interpretar mucho mejor, nos sentimos orgullosos de él porque es una de las piedras fundacionales de esta aventura alucinante. Además, nos parece un documento muy interesante para nuestros seguidores.

¿En quién te fijaste para tu voz?

Siempre me han gustado e inspirado muchos cantantes. En aquella época y quizá por el registro más medio-agudo que predominaba en nuestro sonido, me pudo influir especialmente gente como Neil Young, Mark Farner de Grand Funk Railroad, Alan Wilson de Canned Heat o Shannon Hoon de Blind Melon. También Grace Slick de Jefferson Airplane, que siempre me ha encantado. No obstante, y aunque con los años he ido desarrollando una voz cada vez más personal y rica en matices, sigo teniéndolos presentes, junto a otros muchos y muchas, claro.

¿En qué se parecen los Arizona de hace 10 años a los de la actualidad? ¿Qué ha permanecido inalterado?

Se mantiene la importancia de las guitarras acústicas y de 'la canción' como objetivo principal, básicamente. Por lo demás hemos evolucionado muchísimo: no somos los mismos, obviamente. Hemos desarrollado mucho nuestros juegos vocales, yo tengo una personalidad cada vez más marcada como cantante, y la mínima percusión de los comienzos se ha convertido en una batería primitiva con percusiones. Guille Aragón ha dado un vuelco a los tambores de Arizona; estamos en un gran momento como banda desde que se unió a nosotros hace más de cuatro años. También las guitarras, a pesar de seguir siendo acústicas, han evolucionado hacia un filo más 'valvulero', ya que usamos amplificadores desde hace unos cinco años, además de probar infinidad de maderas, cuerdas, púas, etc. para mejorar nuestro sonido. No hemos parado de experimentar, lo cual nos ha permitido abrir nuestro abanico de posibilidades a la hora de componer e interpretar. También nuestro ingeniero de sonido, Javi Nieto (Dobro Producciones), ha sido un gran punto de inflexión para nosotros, ya que trabajamos con él tanto en directo como en estudio desde hace años. Seguimos aprendiendo y creciendo.

Secret Fires es el álbum con el que Arizona Baby espera consolidarse. ¿Qué significa para vosotros consolidarse?

A pesar de llevar ya tantos años de carrera, somos un grupo relativamente joven y nuevo en la escena musical. Mucha gente aún no se ha adentrado en nuestra música e imaginario. Muchos grupos desaparecen tan pronto como han aparecido en el panorama. Lo nuestro no es un sabor del mes o una moda pasajera: desde el principio tuvimos claro que lo nuestro era una carrera de fondo. Estamos aquí para quedarnos. Gracias a nuestros seguidores, a los que llamamos afectuosamente Familia Arizona, no dependemos de los caprichos de críticos pedorros ni de esa masa volátil que les ríe las gracietas. Somos una banda trabajadora que no para de girar, compone canciones sólidas y sabe tocar sus instrumentos, ajena a las chorradas que invaden medios y redes sociales hoy en día. Las modas vienen y van, pero nosotros seguimos a lo nuestro. Y mientras, nuestra Familia Arizona sigue creciendo: la gente no somos tan tonta como algunos nos quieren hacer creer.

¿Hacia qué dirección apunta Secret Fires?

Es más una bomba-racimo que un rifle de francotirador. Hemos querido destacar elementos que siempre han estado presentes en nuestra música, pero que quizá quedaban algo fuera de cuadro. Hemos alejado el zoom para obtener un visión más global. Siempre ha habido un espíritu pop y psicodélico en nuestra música. Siempre hemos sido un grupo de hard rock acústico. Siempre ha habido pinceladas de folk, blues y country. Siempre hemos tenido una actitud punk. Siempre hemos sido una banda de boogie con la que poder bailar. Siempre hemos sido fans del metal. Todos esos elementos están presentes en este disco. Y seguiremos desarrollando todo esto en próximos discos? Unas veces acercaremos el zoom a ciertos elementos, otras veces no. Estamos deseando hacer ya nuevos discos.

¿El fuego tenía que estar en la portada? ¿Se trata de un fuego purificador?

Por supuesto, todos nuestros discos tienen algo de conceptual. El fuego tenía que aparecer con un título como Secret Fires. ¿Es un fuego purificador? No lo sé, que cada uno use el fuego para lo que crea conveniente. Obviamente, recomendamos utilizarlo con responsabilidad y con fines positivos.

¿Os sentís una rara avis en la escena española? ¿Lo interesante es que cada uno tenga su sonido?

Lo interesante es que cada uno haga lo que sienta que tiene que hacer. Nosotros buscamos nuestra personalidad y creo que la tenemos. Hay un sonido característico de Arizona Baby que no se parece exactamente a nada más. Sólo tienes que pararte a escuchar para darte cuenta. ¿Somos una rara avis? Ni idea, dímelo tú. Nos llevamos muy bien con todo tipo de grupos y artistas y notamos el cariño y el respeto de compañeros de profesión, no sólo del público.

Habéis dicho que queríais huir de la nostalgia, pero yo sigo viendo la presencia de los 70 en este disco.

El Señor Marrón y yo nacimos a finales de los 70, es lógico que nos influya no sólo la música, sino también la cultura y estética de esa década. En general nos influye lo que nos gusta, nos da igual de qué nacionalidad o de qué década sea. Basta ya de etiquetas, estereotipos, pasaportes y fronteras. El problema de este país es que muchas veces los árboles impiden ver el bosque. Nosotros no vamos de nada. Somos como somos y no pedimos perdón a nadie por ello. Intentamos tener amplitud de miras y ser naturales.

¿Qué argumentos empleáis para convencer a la gente de que acuda a las salas?

Nos encantan los festivales. Pero como público, nos parece que ir sólo a festivales es un poco dominguero. Un festival debería ser una celebración de lo que ocurre en las salas durante el resto del año, no la única forma de música en directo. Si te gusta un grupo, ve a verlo a una sala, porque tendrás mejor calidad de sonido y un repertorio más largo y exhaustivo. Y será la forma de que ese grupo sobreviva. 'Hacer el agosto' (si hay suerte) no es suficiente para mantenerse en pie haciendo música.

¿Sigue abierta la colaboración con los Coronas?

Por supuesto. Corizonas es un grupo en toda regla y estamos preparando nuevo disco. Hasta aquí podemos leer.

El Meister ya existía desde hace años como tu manera de actuar en solitario. ¿Cómo surge la idea de formalizarlo publicando un disco como Bestiario?

Llevaba mucho tiempo queriendo publicar un disco en solitario, pero si lo hacía tenía que ser algo más que una captura sonora de lo que ya hacía en directo. Por eso lo trabajé mucho en el estudio desde la base, y planteé el disco como un todo unitario, no como una simple colección de canciones. También ha sido el revulsivo definitivo para descubrir mi propia voz en castellano (técnicamente, mi lengua materna sería el bable).

La gente ya no escucha música. La oye, no la escucha. ¿Qué ves de cierto en todo esto?

Bueno, hay gente para todo: no conviene generalizar. También la gente ve más series y menos películas? Y así con todo. Es el signo de los tiempos. Queremos pildorazos rápidos y directos porque tenemos mucha prisa y estamos todos muy ocupados. Pero es cuestión de las prioridades que tenga cada uno. Yo escucho discos enteros, leo libros y veo películas. Y me consta que hay muchísima más gente como yo ahí fuera. Si hay vida, hay esperanza.