La primera bailarina del Ballet Bolshoi de Bielorrusia, Irina Eromkina, impartirá este domingo cinco clases magistrales a más de 150 alumnos de Escuelas de Danza de toda la provincia de Murcia, antes del estreno de la gira en el Teatro Romea de Giselle.

El público podrá contemplar una joya del ballet clásico, dentro de la pequeña gira que el Ballet Nacional de Bielorrusia inicia por otras cuatro capitales españolas.

La compañia fue galardonada el pasado año con el premio Cinco Continentes de la Unesco, por ser la que más ha contribuido a la difusión del ballet y la opera alrededor del mundo.

En el escenario, un cuerpo de baile de 45 bailarines, primeros bailarines y solistas, bajo la dirección artística de Uriy Troyan, director artístico de esta compañía de ballet, de reconocido prestigio internacional por su talento plástico, primero como bailarín y posteriormente en su faceta como coreógrafo.

Giselle es un ballet en dos actos con una duración de 102 minutos. Irina Eromkina lo describe así: «El primer acto es, por supuesto, la escena de la locura, está basado más en las emociones que en la danza. Aquí es importante 'contar' al público la historia: por qué Giselle se ha vuelto loca, qué es lo que está pasando allí.

El segundo acto es pura danza; en él la protagonista se transforma en una criatura mística, una Willis. En esto consiste la magia del espectáculo. Las Willis son las almas de las jóvenes que se han muerto antes de la boda.

En este ballet el segundo acto me resulta duro físicamente, pero el primero es complicado desde el punto de vista emocional. Me encanta tanto la primera parte, como la segunda. En algún momento de mi carrera Giselle fue mi sueño. Aun siendo una niña pequeña estaba soñando con este papel».