El escritor caravaqueño Javier Orrico ha quedado finalista del XVIII Premio Loewe de Poesía, uno de los más prestigiosos de este género, con la obra La molicie. El jurado del galardón, presidido por Víctor García de la Concha, hizo público el fallo del premio la pasada semana y otorgó el premio al cubano Víctor Rodríguez, por el poemario Despegue.

El jurado ha estado formado además por algunos de los poetas vivos más importantes: Francisco Brines, José Manuel Caballero Bonald, Antonio Colinas, Óscar Hahn (ganador del año pasado), Cristina Peri Rossi, Soledad Puértolas, Jaime Siles y Luis Antonio de Villena.

Catedrático de Lengua y Literatura y columnista de LA OPINIÓN, Orrico presentó La molicie y consiguió ser uno de los finalistas de entre los 801 participantes de 29 países que se presentaron al certamen de la Fundación Loewe. Es autor de varios ensayos sobre la Educación en España, asunto en que es una referencia crítica muy solicitada en debates y publicaciones especializadas, así como de otros libros sobre política. Su poemario La memoria inventada, aunque publicado hace años, sigue siendo una referencia para nuevas generaciones de escritores.

El premio Loewe fue a parar a Despegue, «un libro de veta cubana, osado, auténtico, con serenidad en el conflicto, que une el irracionalismo y la inmediatez social», en opinión del jurado.

También se falló el galardón a la Mejor Creación Joven, dotado con 7.000 euros, y que ha recaído en Carla Badillo Coronado, de Ecuador, por El color de la granada, un poemario «de una gran madurez y concisión, que decanta temas eternos, pero con una gran frescura expresiva y originalidad para la edad de la autora».

Se da la circunstancia de que ésta es la segunda ocasión que los premios van hacia autores latinoamericanos, ya que el pasado año los ganadores fueron el chileno Óscar Hahn y la joven colombiana María Gómez Lara.