‘Vita Brevis’ es un libro de ficción filosófica, en la que una mujer, Floria Emilia, amante de San Agustín durante 12 años, habla de amor y Dios, rebate principios filosóficos y defiende el papel de la mujer ante una sociedad machista.

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­Gaarder, de 63 años, estudió filología escandinava, historia de las ideas e historia de la religión en la Universidad de Oslo. Autor de numerosas obras, su novela más conocida es El mundo de Sofía, un texto sobre la historia de la filosofía. Hoy será un espectador más en el Teatro Romea de Murcia, donde verá por vez primera su novela Vita brevis, adaptada a la escena.

¿Cómo fue decidirse elegir a una mujer que vivió hace 600 años para abordar estos asuntos?

Floria, el personaje principal de este monólogo, representa a millones de mujeres de aquella época y de ésta también. Las mujeres estaban en aquella época reprimidas, gobernadas por el sexo masculino, pero aún lo siguen estando hoy en muchas sociedades contemporáneas. Es un libro que no tiene edad.

Usted plantea el tema del celibato al que están obligados los sacerdotes católicos. ¿Un debate que tampoco tiene edad?

Efectivamente, el debate entre el amor carnal y el amor divino sigue estando de actualidad. Floria le increpa a San Agustín que no puede entender cómo, pese a amarla, él tiene que elegir entre el amor de Dios y el de ella para poder salvar su alma. Yo creo, sinceramente, que la Iglesia Católica aquí cometió un gran error, porque el celibato nunca ha estado en la raíz del Cristianismo. Jesucristo nunca defendió la dualidad amor hombre/mujer y el amor a Dios; el tener que elegir entre uno de los dos. Creo que es una lástima y que hay muchas tragedias detrás de este equívoco religioso.

Pero Floria, además, es una feminista...

Yo soy un firme defensor de que la voz de la mujer debería escucharse más en la sociedad actual, más alta y más clara. Estoy convencido de que las mujeres lo harían mejor.

¿Es la primera vez que Vita brevis es adaptada al teatro?

No, ya se ha representado en otros países, como Brasil o Argentina. Curiosamente, en la mayoría de los casos ha sido en países católicos. Pero sí es la primera vez que voy a asistir a una representación, como un espectador más. Estoy muy emocionado, tengo muchas ganas de ver el resultado. Pero si debo ser sincero, cuando escribí la novela, elegí que fuera un monólogo, y este género es muy teatral. Sin embargo, no he tenido ninguna influencia en el montaje. Acabo de conocer al equipo.