Estrenaron Bits en 2012, ¿cómo llevan estos tres años de gira?

Muy bien, estamos acostumbrados a que duren más; con Slastic estuvimos seis años; siempre depende de la aceptación del público, lo que suele alargar las temporadas. Y nunca nos aburrimos porque al ser los autores, directores y autores de las obras no pierden la frescura. Hay otras comedias que se deterioran al cambiar de director, por ejemplo, pero en nuestro caso siempre vamos mejorando los gags, puliendo el ritmo y haciéndolo más dinámico, por lo que nos divertimos al ver evolucionar la obra y también en el escenario. No se hace pesado actuar, quizá sí los viajes y el hotel, pero entra dentro de la condición de actor.

¿Cómo han pasado de centrar su espectáculo en una silla -en Sit- a meterse ahora dentro de un ordenador?

Nosotros somos tres, siempre los mismos, hacemos teatro gestual y de humor, pero debemos presentar historias, formatos e ideas nuevas y que el espectador se vea identificado. Igual que todo el mundo se sienta, el de internet y las tecnologías es un mundo que todos conocemos. Estamos pegados a una tablet, a un ordenador, buscamos viajes por internet, ya no hablamos, chateamos... Y nosotros recuperamos situaciones cotidianas que le pasan a la gente, pero a través de un ordenador gigante que es el escenario. Pero no es un espectáculo tecnológico, no criticamos las redes sociales, cada uno en su propia vida sabe cómo le ha afectado. En Tricicle somos observadores de la vida y la contamos a nuestra manera.

Han recuperado algunos personajes de otros montajes, ¿a veces es difícil guardarlos en el baúl de los recuerdos?

Sí, hay algunos de los que estamos muy satisfechos y que son entrañables. Por ejemplo, en Exit salían tres viejecitas francesas que iban al Vaticano y ahora las hemos llevado a un supermercado a raíz de una oferta que ven en internet. Es muy divertido recuperarlas, sobre todo por el público, que a veces nos preguntaba 'por ellas'; hay personajes que los espectadores tampoco olvidan y nos lo dicen.

También hacen un pequeño homenaje a Les Luthiers...

Somos superamigos y estos días ha cobrado más sentido el homenaje, tras la muerte de Daniel Rabinovich. Estamos muy tristes. Hacemos un sketch con textos suyos, que nos iban muy bien para Bits. Surgió porque hace años pensamos en hacer una gira conjunta, porque compartimos ese humor lleno de ironía surrealista, pero no llegó a hacerse porque, al ser de Argentina, nuestras agendas no llegaban a coincidir. Por eso nos hemos dado la licencia de, utilizando la voz de Mastropiero [personaje ficticio de los espectáculos de Les Luthiers] hacerles un pequeño guiño.

Viendo los créditos de Bits se da uno cuenta de que Tricicle son mucho más que tres..

Claro, no somos El club de la comedia que sube uno al escenario vacío... En la compañía planteamos un montaje con escenografía, iluminación, vestuario... Todo lo que supone un espectáculo teatral con un equipo teatral. El problema es que en estos momentos con un IVA a la cultura que es un asesinato, a la poca industria cultural que queda nos obliga a ir muy justos; y ya es mucho con la tendencia a desaparecer que hay.

En estas tres décadas habrán vivido otras épocas de crisis, ¿fueron tan duras o ahora la escena alza más la voz?

Claro que ha habido, pero nunca el Estado nos había puteado tanto. Antes no había dinero y el público no podía asistir al teatro, pero que sea el propio Estado el que de una forma tan brutal suba los impuestos no se había visto jamás. Además, se da la triste anécdota de que tras esta operación la recaudación ha bajado, porque la gente va menos al teatro, al cine o a los conciertos. Está claro que el Gobierno no ama la cultura y no conozco un solo país vecino en el que esto suceda.

¿En España al menos tenemos sentido del humor?

Sí, pero para reírnos de los demás, no de nosotros mismos. Los políticos carecen del sentido del humor, solo hay que ver sus intervenciones, sin ninguna ironía. Bueno, ahora alguno de Cataluña y a alguna vicepresidenta les ha dado por bailar para acercarse al electorado.

¿Y en el extranjero?

Bueno, tanto en España como en el extranjero reímos mucho. Tricicle hace un humor sobre el ser humano, sobre el tío que se cae en la calle y funciona igual de bien en todas partes. No hacemos humor catalán ni humor español ni entramos en críticas concretas...

Dicen que Bits va a ser, posiblemente, su último espectáculo de creación propia, ¿por qué?

Por lo que comentaba antes, demasiados hoteles, demasiados viajes... tenemos que bajar un poco el ritmo, porque también producimos y dirigimos otros montajes. Yo creo que es el último, aunque haremos uno de grandes éxitos para los que no nos conocen y para los que quieran recordar la trayectoria de Tricicle.

¿Y no les da cierta pena...?

No, no, tenemos Bits y seguiremos haciendo cosas. ¡Quién sabe si aparecen tres actores guapos, atractivos y buenos para subir al escenario! No abandonamos el teatro y eso es lo importante.

En el humor de Tricicle no hacen falta las palabras, ¿en qué otros momentos cree que sobran?

En muchos... Sobre todo cuando abres un periódico y te entristece todo lo que pasa. La sociedad, en vez de tender a que todo el mundo vaya a mejor, no mejora. El ser humano ha avanzado tanto en tantas cosas y, sin embargo, sigue habiendo tantas descompensaciones que demuestran que no hemos aprendido nada.