Ver a tu ídolo musical tocando en la calle, a dos metros, puede ser un sueño imposible ? Aunque todavía no sean 'ídolos' tener delante a un grupo de músicos jóvenes talentosos y prometedores es un lujo. Hace poco, los miembros de U2 se disfrazaron de músicos callejeros en el metro de Nueva York y tocaron ante la sorpresa de todos. Bono y sus chicos iban ataviados con gorros, gafas, pelucas, bigotes o barbas.

Los músicos del Big Up! Compiten por presentar su mejor puesta en escena en miniconciertos denominados «acústicos desnudos», con los que pretender captar la atención de transeúntes y ojeadores. Al fin y al cabo, la música pertenece a la gente. Y qué mejor sitio que las calles, plazas y rincones urbanos para la expresión de los artistas. Sin música la vida sería un error, que decía Nietzsche.

El Big Up!, que se ha presentado como certamen, concurso, incluso festival (quizás no sea ninguna de estas cosas y sí una interesante muestra), partió de una idea del olvidado Pedro Alberto Cruz. Puesto en marcha por el IEAS, llegaba este fin de semana a su tercera edición, uniendo Big Up calle y congreso. El desarrollo de este escaparate de la creatividad local consiste en que unos expertos pasean por la ciudad, dejándose sorprender por la belleza de la ciudad y por las variadas propuestas musicales que otro grupo de expertos locales les han seleccionado.

Lo que se encuentran es la diferente adaptabilidad de seis grupos de rock (New Jungle, Ayoho, The Purple Elephants, The Stuffs, Alex Tired y The MeatPies) a un formato acústico que no siempre les favorece. Fue el caso de The Purple Elephant, a los que persigue la fatalidad: su guitarrista se cortó la mano, y fue una notable ausencia que les obligó a actuar en dúo (guitarra y teclado) y sin una básica percusión, lo que nos privó de su implacable tunda: un potente rock blues clasicote, bien ejecutado, con riffs a bocajarro. Ahora han decidido dar el paso y cantar en castellano. «Mátame o dime adiós», dice una de sus canciones. Ni una cosa ni la otra, pero habrá que esperar y confiar.

Antes, New Jungle ofrecieron un concierto para la ocasión sumando cuerdas y una marimba a su puesta en escena. Un magnífico ejemplo de adaptabilidad que merece ser grabado. Los más recientes ganadores del CreaMurcia no perdieron su esencia de banda rock, ni su fuerza. La voz del cantante, poderosa y fiel a sus referencias, recuerda a Eddie Veder. Y tienen varias perlas oscuras que revisten de sonidos metalizados, e himnos como Fly on que hacen levitar.

A los que mejor les sentó el formato acústico fue a The MeatPies, muy entrenados para el desenchufado (bueno, echaron mano de unos pequeños amplis y de unas grabaciones que hacían el papel de interludios entre canciones). Un sonido y un directo impecables. Suya fue también la mejor puesta en escena, con unas balas de paja a lo rednecks. Casi agotaron su recién publicado disco Ready For You, repleto de sonidos convincentes, de aplastante y maduro art-rock folk, y pop de bonitos arreglos, que unido a su dominio de las armonías vocales les otorga una fórmula infalible.

La ruta continuaba al otro lado del río, en la muralla de Verónicas, con los cartageneros Ayoho, ganadores del concurso Vodafone #yuMusicTalent. Apiñado y algo cohibido se presentó este joven quinteto, con la propuesta más indie de las presentadas: una variada mezcla de estilos que abarca desde Linkin Park a Ben Howard, Dallas Green...Sorprende que este verano no lo hayan petado en festivales con sus canciones, que defiende una formidable cantante y tienen un gancho indudable.

Los menos afortunados por el emplazamiento fueron Alex Tired y sus chicos, en plena plaza de las flores, llena de gente cenando y celebrando, que apagaba cualquier otro sonido. No obstante, el Pete Doherty murciano tuvo oportunidad de desplegar sus estribillos y cautivar a buena parte del público femenino, aunque dejó indiferente a otra parte que no pudo escucharle para poder valorar el talento de sus grandes canciones ejecutadas con actitud. La gran queja, repetida toda la jornada, fue la de que no se escuchaba a los grupos, y eso que esta edición atrajo menos público que la pasada.

Cerraron este peregrinaje por estaciones musicales The Stuffs, un grupo mixto de Cartagena, que, pese a su juventud, se manejan muy bien instrumentalmente (tocan mandolinas y steel guitar) y se entregan con ardor a recrear el rock de los 60s y 70s. Fueron los únicos que echaron mano de un micro, lo que permitió que se les escuchara.

Iván Ferreiro puso el broche actuando en la sala REM con la sola compañía de su hermano Amaro, en un planteamiento muy desnudo (guitarra y piano), no del todo respetado por el público, que había agotado las localidades. ¿Cómo se habrían defendido sin ninguna amplificación en la calle? De la generosidad de Ferreiro dan muestra la invitación a Evelyn de Frecuencia Ever, que cantó con ellos Turnedo, y un segundo concierto que regaló a los organizadores.

El Big Up mostró para ojeadores, aficionados y curiosos una parte de la feraz escena murciana. Para los grupos, tocar en la calle y tener contacto directo con el público es una excelente recompensa, que se debería completar con otras acciones. No cabe sino felicitar a los organizadores por el esfuerzo, y desear que encuentren la solución que les haga salir con bien de esta encrucijada. Insistimos en la necesidad de aportar a los grupos un mínimo de amplificación, y habría que hacer un replanteamiento de la fórmula antes que se agote. Ah, y ya puestos, reclamar una normativa justa y respetuosa para tocar en la calle.