­Defina brevemente qué es para usted la novela negra.

Mi forma de reflexionar sobre los defectos de la sociedad y de las personas, usando un crimen como hilo conductor.

¿Hasta qué punto es necesaria en nuestra sociedad?

La novela negra ha conseguido más adeptos a la lectura que cualquier otro género. Una sociedad que no lee es una sociedad inculta y, por tanto, manipulable.

Confiese sus debilidades: obra, autor y personaje favoritos del género de todos los tiempos.

Nunca me había planteado tener que elegir una sola opción. Se me acumulan títulos, escritores y personajes según los criterios que considere, así que los elegiré según mis influencias. Obra: El nombre de la rosa. Autor: Agatha Christie. Personaje: Sam Spade.

Y ahora la misma confesión pero del panorama actual.

Aquí hay mucha menos tradición por lo que resulta relativamente sencillo decir que Manuel Vázquez Montalbán es referente obligado en el género. Su mejor novela probablemente fuese Los mares del sur.

Sin embargo, como se trata de favoritos, con permiso de Pepe Carvalho o de Amaia Salazar, reivindico a mi doctor Zúñiga, un peculiar investigador del Siglo de Oro.

¿Cuándo supo que escribiría novela negra?

No lo he sabido hasta que no han empezado a invitarme a encuentros literarios sobre novela negra. El denominador común de mi obra es la mezcla de géneros, pero siempre los uso para contar lo que me interesa de tal manera que la lectura de mis novelas trascienda de la propia historia. Las novelas que perduran son aquellas cuya lectura no termina con la última página.

Más debilidades: ¿se inclina más por la personalidad del criminal o del agente de la ley?

Pues creo que ni uno ni otro. Mi debilidad está siempre con las víctimas y sus familias. Lo que sí es cierto es que los escritores tenemos que profundizar en la mente de nuestros personajes, por muy perversos que sean. En ese sentido, nuestros investigadores son una prolongación de nuestro pensamiento porque están obligados a hacer lo mismo.

¿Sangre o psicología?

Me interesa mucho más un thriller psicológico que una sucesión de derramamiento de vísceras.

Elija arma y técnica, ¿cuál es su método preferido a la hora de matar?

Opino que un escritor de novela negra sería un buen asesino, ya que conocemos mucho de las técnicas policiales y de los errores que no se deben cometer. Una sobredosis de relajante muscular es una buena manera de vengarse de un asesino.

¿Qué no incluiría nunca en una de sus novelas negras?

Ningún tema es tabú. Simplemente trato de no caer en los tópicos ni en los estereotipos. Me gustaría pensar que realizo alguna aportación a la literatura.

Confiese alguna anécdota jugosa, siempre que no le incrimine, de su proceso creativo.

Cuando hablo en familia de que cualquier persona podría matar en una situación límite y que se me ocurren maneras de hacerlo, creo que me miran con cierto miedo.

¿Cree que el género negro ya no es considerado como literatura de ´segunda clase´?

Para mí el único género que existe en literatura es de novelas buenas y malas; o mejor dicho: las que entretienen al lector y las que no. Hay grandes novelas de crímenes.

¿Qué le ha animado a asistir a Cartagena Negra y qué piensa encontrarse en estas jornadas?

Se han dado varios factores, como que se trata de un nuevo encuentro literario al que acudirán muy buenos colegas. Y es imperdonable que aún no haya visitado la Región de Murcia como escritor. Pero lo definitivo es la ilusión con la que los organizadores han afrontado el evento. Simplemente no podía decir no.