Asesinos Patrios fue el título de la última mesa redonda del festival Cartagena Negra, que se celebró en la tarde de ayer en el auditorio El Batel. En ella, cinco escritores, llegados de distintos puntos de España, comentaron sus obras y algunos de los personajes más emblemáticos de sus novelas.

La charla estuvo coordinada por el escritor murciano Santiago Álvarez, cuya novela La ciudad de la memoria transcurre en su ciudad de adopción, Valencia, y su personaje principal, Vicente Mejías, es un detective cartagenero y algo particular. El resto de los participantes de la mesa redonda fueron Carlos Bassas del Rey, director de Pamplona Negra; el catalán Víctor del Árbol, Félix G. Modroño, vizcaíno afincado en Sevilla y José Luis Correa, recién llegado de Gran Canaria.

Los autores explicaron a los asistentes cómo cada uno de ellos entiende el proceso creativo con el que consiguen construir sus novelas y pusieron de manifiesto las distintas formas de crear un personaje. Carlos Bassas del Rey destacó la importancia de que la historia de Siempre pagan los mismos transcurriera en una ciudad de provincias. «Ofidia es como Pamplona, yo quería contar el universo que esconde una ciudad así, que no se parece en nada a una gran urbe. Para mí es importante porque es la realidad en la que yo vivo». En el caso de Víctor del Árbol, cuya novela La tristeza del samurái ha sido un best seller en Francia y su último libro Un millón de gotas ha obtenido el premio Pata Negra de Salamanca, sus obras son un recorrido por la historia y la memoria. «La memoria es como una película que nos inventamos. Los libros de historia te cuentan cuándo empezó y terminó un conflicto, pero no lo que se quedó grabado en el corazón de las personas. Mis novelas van de perdedores, porque a los vencidos siempre se les condena al ostracismo». Félix G. Modroño contó cómo pudo meterse en la piel de Silvia Santander en Secretos del arenal. «Escribir sobre un personaje femenino en primera persona no es muy habitual, pero me apetecía más que hacerlo en la de un asesino y quiero creer que cada vez hay menos diferencias en nuestra forma de actuar».

Para José Luis Correa su Las Palmas natal es el marco de todas sus novelas. Correa, cuyo protagonista más conocido, Ricardo Blanco, va ya por su octava andanza, explicó como ha tenido que hacer cambiar al personaje a lo largo de estos años. «Ricardo Blanco empezó siendo un detective de cuarenta y pico años, mujeriego, y alguna gente no entiende que ¡ahora tiene sesenta!».