­Defina qué es para usted la novela negra.

La novela negra hoy en día es lo que la novela social y la novela crítica a la mitad del siglo XX. No es posible entender el mundo de principios del XXI sin la denuncia que suponen las obras de autores considerados negrocriminales. Explican y denuncian la realidad de ciudades y países (desde México a Italia, desde Noruega a Cuba) mejor, porque no se ven atados a normas y leyes, que cualquier periódico moderno.

¿Hasta qué punto es necesaria en nuestra sociedad?

Creo que está respondido en la primera cuestión. Es, más que necesaria, esencial para entender las distintas culturas, los vicios, las heridas abiertas de países y continentes.

Confiese sus debilidades: obra, autor y personaje favoritos del género de todos los tiempos.

Es muy difícil responder a eso. Se me ocurre 1280 almas, Poe y Carvalho.

Y ahora la misma confesión pero del panorama nacional.

Igual de complicado. Los mares del sur, Juan Madrid y el Méndez de González Ledesma.

¿Cuándo supo que escribiría novela negra?

Empezó como un divertimento. Un juego literario. Tal vez a la tercera, cuando acabé Muerte de un violinista, supe que aquello era ya imparable.

Más debilidades: ¿se inclina más por la personalidad del criminal o del agente de la ley?

Al haber creado un personaje y un universo con Ricardo Blanco es imposible no inclinarme por él. Pero también he de reconocer que me interesa la figura, las circunstancias, las motivaciones del criminal.

¿Sangre o psicología?

Sangre. Me produce un poco de repelús lo de la psicología.

Elija arma y técnica, ¿cuál es su método preferido para matar?

No hay arma ni técnica. Mis personajes matan por arrebato. Me interesa la pasión, la rabia, la venganza en caliente.

¿Qué no incluiría nunca en una de sus novelas negras?

No se me ocurre nada que no incluyera.

Confiese alguna anécdota jugosa, siempre que no le incrimine, de su proceso creativo.

Más que una anécdota en concreto, me ha ocurrido en más de una ocasión que mientras estoy escribiendo una historia surge una noticia en el periódico que se parece demasiado a lo que cuento y he de virar el rumbo.

¿Cree que el género ya no es considerado como literatura de ‘segunda clase’?

Lo cierto es que hay pocos autores, incluidos aquellos que denostaron alguna vez el género, que no se hayan visto seducidos por la novela negra. Yo nunca he considerado este tipo de novela como de segunda clase. Creo en las buenas y en las malas novelas. En la buena y en la mala literatura

¿Qué le ha animado a asistir a Cartagena Negra y qué piensa encontrarse en estas jornadas?

No he dudado en aceptar la invitación por la ilusión, la pasión que muestran sus organizadores. Y espero la oportunidad de encontrarme con otros autores y otros lectores igual de apasionados. Es lo más grande que tiene este género. Un lector fiel, entregado y exigente.