Cuenta el escritor Alfons Cervera que Chirbes podía pasarse horas colgado al teléfono hablando de literatura, pero jamás de la literatura de Chirbes. «Ni de su obra, ni de él», cerca quien fue uno de sus amigos más cercanos. Del escritor valenciano quedará ahora una obra póstuma para que todo el mundo diserte sobre ella en su ausencia. París-Austerlitz será una novela breve que se publicará a principios del próximo año. En este último relato, Chirbes hace balance de la sociedad española a través de un encuentro entre un pintor homosexual y su amante, a quien visita en el hospital, según explicaba ayer El Confidencial sobre una obra en fase de corrección cuando murió su autor.

Según el mismo diario, la historia en la que Rafael Chirbes llevaba años trabajando ahonda en un amor encadenado al dolor a lo largo de todas las páginas. Esta sería la undécima novela del escritor que ha desmigajado la España posterior a la dictadura con severa crudeza, sobre todo en sus últimas obras. «Desde Los viejos amigos (2003), la prosa de Chirbes perdió luminosidad, se hizo más amarga y más coherente con la historia que estaba contando», comenta el propio Cervera. Hay, según el escritor y gran lector de la obra completa de Chirbes, un dolor inherente a la forma de contar sus últimas historias, una amargura que tizna Los viejos amigos y también Crematorio y su última obra hasta ahora, En la orilla, con la que ganó el Premio Nacional de Narrativa. «Es una trilogía del horror humano en la que no se salva nadie», establece Cervera, ampliando la mira del tildado como ´cronista de la Transición´. París-Austerlitz parece que también será presa de esa amargura.