Defina brevemente qué es para usted la novela negra.

La investigación y resolución de un crimen, con más o menos flecos, más o menos dificultades, y la posibilidad que tenemos todos de situarnos al otro lado del bien o de la ley.

¿Hasta qué punto es necesaria en nuestra sociedad?

Es muy necesaria, sobre todo en épocas de crisis como la actual, porque además del crimen en sí, esta novela ofrece un retrato sociológico muy veraz, y no está mal que de vez en cuando aprendamos a detectar nuestros errores y lacras al verlos reflejados negro sobre blanco.

Confiese sus debilidades: obra, autor y personaje favoritos del género de todos los tiempos.

Tatuaje, de Manuel Vázquez Montalbán, y en el personaje, me debato entre Carvalho, Marlowe y el comisario Montalbano.

Y ahora la misma confesión pero del panorama nacional.

Aquí lo tengo más difícil, Carvalho siempre ha sido un referente para mí, aunque ahora me gusta mucho la inspectora Valentina Negro. Obras no podría señalar sólo una, y en cuanto a autores, acabo de descubrir hace poco a Carlos Bassas y ha sido una gratísima sorpresa.

¿Cuándo supo que escribiría novela negra?

Cuando mi primera novela, Ojos de fuego, dejó de ser un relato corto para convertirse en la primera entrega del detective Sergio Gomes, ahí supe que ya estaría irremediablemente enganchado.

Más debilidades: ¿se inclina más por la personalidad del criminal o del agente de la ley?

La verdad es que las dos tienen sus atractivos, tal vez el criminal nos ofrezca más matices, pero me quedaría con una figura intermedia, el detective privado, que no es ni una cosa ni otra, aunque por gajes del oficio le toque alguna vez ejercer como criminal.

¿Sangre o psicología?

Una mezcla de ambas, la verdad. Aunque yo cambiaría la sangre por unos buenos golpes, soy un antiguo en ese aspecto, donde esté una buena pelea, que se quite el exceso de sangre.

Elija arma y técnica, ¿cuál es su método preferido a la hora de matar?

Soy muy oportunista, creo que mi primer crimen fue por ahogamiento en una mezcla de agua y orina, así que no renuncio a ninguna técnica, me atrae mucho utilizar lo que se llaman ´armas de oportunidad´.

¿Qué no incluiría nunca en una de sus novelas negras?

En principio los niños, aunque nunca se sabe, pero mezclar la infancia con los crímenes, convertir a un niño en víctima, requiere tener un estómago muy curtido, y debe condicionar la trama de forma durísima.

Confiese alguna anécdota jugosa, siempre que no le incrimine, de su proceso creativo.

Bueno, he llegado a beber el mismo whisky que alguno de mis personajes durante la redacción de una novela, por ejemplo, y no olvido algunas situaciones vividas cuando ayudaba a un detective privado, pero me perdonará que no se las cuente.

¿Cree que el género negro ya no es considerado como literatura de ´segunda clase´?

Hace algunas décadas que le hemos quitado de encima esa etiqueta, digo ´hemos´ como lector, porque hemos sido los lectores fieles quienes hemos obviado los malos calificativos, y demostrado a los autores que tenían que seguir escribiendo novelas negras, lo cual no era difícil, porque en España hay muchos y muy buenos autores negros.

Es uno de los organizadores de Cartagena Negra, ¿qué espera conseguir con estas jornadas?

Rendir un homenaje a la novela negra, situar a nuestra ciudad en el marco de los festivales negros de España y, sobre todo, disfrutar muchísimo hablando de crímenes y literatura, algo que espero poder compartir con la mayor cantidad posible de asistentes.

trayectoria

  • Madrid 1965. Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad Complutense de Madrid y profesor de Lengua y Literatura en Cartagena. Articulista de opinión y crítico literario para varios medios, es autor de las novelas: Ojos de fuego, Apocalipsis 17,1 y Acabo de matar a mi editor, y de los libros de relatos: Desencuentros, El sueño de Tántalo y Polos opuestos; del ensayo Tres heridas (consejería de Educación, Región de Murcia) y del volumen de artículos de opinión La linterna mágica (Editora Regional de Murcia). Autor del guión cinematográfico Mala reputación, ha sido finalista y ganador de numerosos premios literarios, e incurso en varias publicaciones colectivas y antologías. Es uno de los responsables de Cartagena Negra. Recientemente ha publicado La mano de Midas, la segunda entrega de su detective Sergio Gomes.