Santiago de Chile, octubre de 1988. La capital sudamericana se dispone a vivir un momento histórico, es la hora de decidir sobre el dictador que durante 15 años ha llevado las riendas del país más largo y estrecho del mundo, Chile, con una mezcla siniestra de liberalismo económico y represión sanguinaria, dejando en el camino a más de 40.000 víctimas, entre casos de detenidos desaparecidos, ejecutados, torturados y presos políticos.

Así comienza el relato fotográfico del cartagenero Pedro Martínez -fotógrafo de LA OPINIÓN entre 1991 y 2013-?que vivió de primera mano el fin de la época de Pinochet y que ahora se expone en La Mar de Músicas con motivo del Especial Chile del festival. La muestra Chile, memorial del silencio se podrá ver en el Centro Cultural Ramón Alonso Luzzy hasta el 30 de agosto.

La muestra es la memoria resumida de un viaje que comienza en las calles de Santiago. La capital chilena se despierta esos días alfombrada de propaganda de unos y otros, de los que están a favor de la continuidad de Pinochet y de los que quieren la democracia para su país, en el plebiscito nacional de 1888. La muestra exhibe el bullicio de un Santiago que hierve dividido entre los partidarios del sí y los del no a Pinochet.

Son las imágenes de un Chile en blanco y negro, un documento histórico sobre los que parecían últimos coletazos de la dictadura. Las fotos muestran cómo los coches de la policía chilena bloquean las calles en las que se organizan manifestaciones de ambos signos. Los ´pacos´, al servicio del gobierno militar, se cebarán especialmente con los grupos de oposición al régimen agrupados en una plataforma de concertación. El fotoperiodista Pedro Martínez asiste en Santiago al espectáculo histórico del pueblo reivindicando su destino y ahí están los chilenos del sí, con pancartas en las que se habla de democracia, y los del no, con sus razones de muertos y desaparecidos pidiendo justicia y reparación.

Pedro Martínez volvió a las calles de Santiago de Chile en octubre de 1998. Pasó la efervescencia del plebiscito, el funesto militar, senador vitalicio y todavía al mando del ejército de su país, está en Londres donde hace un mes que le retiene una orden de detención internacional.

No cabe broma vital más amarga que este personaje envejeciendo en sus aposentos mientras en la calle siguen clamando por la memoria del genocidio. Pedro Martínez ha vuelto a Chile y el blanco y negro de las fotografías de hace una década se torna ocre. Son las imágenes del ´dónde están´ el lema que llevarían hasta brincar el siglo XX las familias de las víctimas con heridas que nunca se cerraron. Y las banderas españolas quemadas por el intento del juez Garzón de hacer justicia.