Continuando con un trazo audaz y sugerente, el politólogo de carrera Álvaro Peña (Murcia, 1968) presenta un proyecto pictórico encuadrado dentro de un estilo expresionista figurativo, donde los protagonistas de sus últimos cuadros se mantienen atrapados en delirios, miedos y furtivas provocaciones que el artista retrata, cada vez, con más intención.

El centro cultural Infanta Cristina de Beniel ha mostrado estos días -se clausura hoy- 28 obras realizadas en acrílico sobre lienzo y madera, entre las que destacan piezas como El inconformista arrepentido, Diseñadora de vida y El hombre del abanico, junto a una serie de trabajos realizados en acuarela sobre papel y una obra que ha construido a dúo con la artista Victoria del Amor, La felicidad es efímera, elaborada en técnica mixta, y que han ejecutado con aplicaciones de plata, bronce, turquesas, circonitas y piedras volcánicas, incorporado todo estos materiales a la inicial pintura acrílica ideada por Álvaro Peña.

En las obras que componen la muestra Las pasiones imposibles, su autor interpreta mediante masas cromáticas el verdadero carácter y las tribulaciones de cada una de las excéntricas mujeres y de los enigmáticos hombres que Peña pinta con remansos de sexualidad, porque en ciertas posturas adoptadas por estos ególatras seres se descubre un contenido erótico y exhibicionista de gran euforia plástica.

En sus cuadros se describe graficamente que la pasión es una emoción intensa que implica entusiasmo o deseo por algo y se recogen los seis tradicionales ámbitos en los que se encuentran incluidas las autenticas -posibles o imposibles- pasiones del ser humano: amor, gozo, odio, deseo, aversión y tristeza. Los personajes pintados por Álvaro Peña en este proyecto dejan ver cuáles serían algunas de sus inconfesables atracciones y deseos.